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La velutina desborda a los bomberos con 700 nidos retirados, más del doble que en 2019

Las fachadas en mal estado, las caídas en casa de personas mayores y la quema de contenedores completan el grueso de las intervenciones

Nido de avispa asiática en Gijón

La “Vespa velutina”, conocida popularmente como avispa asiática, no solo supone un grave problema para los vecinos del municipio, especialmente a los de la zona rural, sino que también trae de cabeza a los miembros del servicio de Extinción, Prevención de Incendios y Salvamento de Gijón, que en lo que va de año llevan más de 700 nidos retirados por todo el concejo. “En este año nos hemos visto desbordados por la velutina porque el año pasado, por ejemplo, tuvimos que retirar cerca de 300 nidos y este año llevamos más del doble. Gijón es sin duda uno de los lugares de la región con mayor incidencia de la avispa velutina, indistintamente además de si es en la zona rural o en la urbana”, desvela Javier Álvarez Villazón, jefe de bomberos en Gijón, que reconoce que pese a todas las medidas puestas en marcha “no hemos sido capaces de estabilizar la población”.

El problema con estos insectos ha ido en aumento en Gijón en los últimos años. Tal es el crecimiento que el área de Medio Ambiente llevó a formalizar un contrato con la Unión de Cooperativas Forestales de Asturias para realizar trampeos en todo el concejo entre los meses de abril y julio, especialmente en los parques de la ciudad, en los ríos Pilón y Piles y en las áreas de Somió y Deva. Esas labores se saldaron con la captura de 1.988 reinas (frente a las 722 capturadas el año anterior) y la caza de 1.576 ejemplares de obreras. También se neutralizaron 150 nidos, pero todas esos trabajos no han sido suficientes para controlar el problema. “Deberíamos estudiar junto a la Consejería el por qué de esta incidencia en Gijón”, valora Álvarez Villazón, que asegura que en julio y agosto se enfrentaron a unos doscientos nidos cada mes.

“Son como las avispas o abejones, más gordas, pero no especialmente venenosa. Es cierto que para personas con alergia o alguna patología si es un peligro, pero como ocurre con cualquier tipo de himenóptero”

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Pese al problema que supone la proliferación en Gijón de estas avispas, desde bomberos estiman que “hay que dejar de demonizarlas”. “Son como las avispas o abejones, más gordas, pero no especialmente venenosa. Es cierto que para personas con alergia o alguna patología si es un peligro, pero como ocurre con cualquier tipo de himenóptero”, explica Álvarez Villazón. La mayor preocupación está en que los nidos, habitualmente en las partes de altas de los árboles, donde suponen “un riesgo relativo”, también aparecen ocasionalmente a ras de suelo. “Hay más peligro en ese caso por los trabajos agrícolas. Si alguien pasa con una desbrozadora salen y atacan”, reconoce el jefe de bomberos.

La actividad del servicio, que actualmente cuenta con 80 efectivos y confía en poder llegar pronto al centenar, también experimentó un incremento en los casos de intervenciones con personas de avanzada edad que viven solas en sus domicilios. En total son 300 las salidas en lo que va de año por este motivo, aunque es cierto que ahí se incluye el socorro de víctimas o personas en situación de riesgo, e incluso la recuperación de cadáveres. Eso sí, “la percepción es que esto crece y hay que tratarlo porque va en aumento”, advierte Álvarez Villazón.

Esa situación puso en marcha desde Servicios Sociales un proyecto para cuantificar el número de personas que viven solas en Gijón, pero la pandemia sanitaria ha paralizado cualquier labor en ese aspecto. En el primer estado de alarma, los bomberos también fueron requeridos por el Sespa. “Nos solicitaron colaboración para atender a personas que necesitan ayuda para levantarse. En la fase más dura del covid teníamos entre seis y siete servicios diarios”, afirma.

En lo relativo a intervenciones en fachadas por caída de cascotes, los bomberos llevan 240 actuaciones, mientras que han acudido a 360 incendios de mayor o menos envergadura. “Gracias a dios no hay grandes incendios, pero casi todos los días algo hay”, defiende Álvarez Villazón. El principal problema con el fuego está en la quema de contenedores en la vía pública, con hasta 150 intervenciones en lo que va de año. “Por despiste puede haber alguno, con una colilla olvidada en la bolsa que eso vaya combustionando, pero lo habitual es que sean provocados”, lamenta Álvarez Villazón.

Más de una década soñando

“Si no sale a la primera, saldrá a la segunda. Lo importante es ir a por todas hasta el final, porque así no hay fracaso, hay demora en los resultados”. Esta es la reflexión con la que afronta su vida Ewelina Joanna Niwelt Wojnar, la única mujer del equipo de bomberos en Gijón desde que hace más de una década logró su plaza tras varios intentos. “Hay que luchar y ser optimista, la gente debe cumplir sus sueños, ya seas hombre o mujer, hay que luchar por ellos y no rendirse”, asegura esta mujer de origen polaco que lleva disfrutando de su vocación desde 2009 en el parque de Roces.

Ewelina Niwelt, aficionada desde niña al violín, comenzó a prepararse para convertirse en bombero animada por sus compañeros de gimnasio. Y porque entonces “no me daba la altura para Policía”, bromea. Esta mujer, apunto ahora de cumplir los cuarenta años, sigue siendo la segunda más joven de su turno, lo que evidencia la necesidad de sumar más efectivos. Para ella, sus compañeros de trabajo “son como una gran familia, con la que convives y aprendes”. A ese vínculo, destaca Niwelt, se suma como lo mejor de la profesión el tratar con todo tipo de personas, desde “las clases altas a las más desfavorecidas”.

Desde que se puso el uniforme de bomberos ninguna otra mujer ha llegado al servicio, aunque sí han sido varias las que han buscado plaza. “Soy la prueba viviente de que, si se quiere, se puede; a mi me costó, pero igual que a mis compañeros. Si no sale a la primera, saldrá a la segunda, pero hay que ir a por todas hasta el final. Siempre hay que tener una meta y perseguirla”, afirma la bombera gijonesa.

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