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La cancelación del Festival de Magia se decidió “antes del virus”

“Era el mejor certamen del país”, indica la organización, que acusa a los responsables municipales de falta de información

Un espectáculo del Festival de Magia, en el teatro Jovellanos. Juan Plaza

La suspensión del Festival de Magia de Gijón, que se celebraba por Navidad en el Teatro Jovellanos y en varias localizaciones exteriores, es para su organizador, José de Armas, poco menos que la crónica de una muerte anunciada. Básicamente, porque la sombra de la suspensión planeaba sobre el evento desde hace tiempo. “A principios de año, recién terminado el último festival, ya me advirtieron desde el Ayuntamiento que no se iba a celebrar este año”, asegura. Y entonces aún no se había desatado la pandemia que ha obligado a finiquitar el certamen.

Desde el momento en el que el edil de Cultura, Alberto Ferrao, comunicó al ilusionista José de Armas la intención de no contar con el espectáculo, se inició un largo periodo de llamadas sin contestar y reclamaciones sin respuesta, con el confinamiento de la primavera de por medio. La decisión que a priori ya parecía tomada a principios de año no tendría para De Armas ninguna justificación lógica, habida cuenta de que el Festival de Magia de Gijón se había consolidado a lo largo de los años como uno de los grandes certámenes a nivel nacional, con los primeros espadas mundiales en unas galas en el Teatro Jovellanos que llegaron a ser multitudinarias.

Tanto, que lo que nació como una única gala final tras una semana de actividades, tuvo que ser transformada en varios actos en horario de mañana y tarde para dar cabida a todo el público familiar que veía en la gala una atracción navideña única.

“No hay en toda España una gala como esta, con las figuras que han pasado por Gijón y con los precios populares que se conseguían poner en las entradas”, asegura. La reflexión de José de Armas no olvida además el hecho de que los espectáculos acabaron llegando a todos los barrios de la ciudad, en horario de mañana y tarde, con muchos ilusionistas que sólo venían a Gijón por amistad personal con el organizador. De ahí el desencanto con la decisión de que el Festival ya no vaya a ser lo que era, cuando lo que había “era lo mejor del país”.

Aunque inicialmente Divertia planeaba cambiar este año el formato del certamen de manera que hubiera una programación diferente en la calle o en centros municipales, finalmente no se celebrará ningún evento, si bien las actuaciones de magia se podrían retomar el año que viene por Navidad, con nuevas propuestas y con un enfoque distinto. Esa es la intención que el equipo de gobierno dejó clara a José de Armas hace ya meses, y que motivó que el organizador tuviera claro ya desde el principio que, con pandemia o sin ella, no habría Festival de Magia.

El certamen, hasta ahora, contaba con un presupuesto de unos 30.000 euros, con los que se ponían en marcha cerca de un centenar de actuaciones a lo largo y ancho de la Villa de Jovellanos. Tras nueve años de vida, por las diferentes actividades habrían pasado de largo más de 100.000 personas, con el beneficio que ello suponía no sólo en venta en taquilla, sino como motor dinamizador de unas fechas en las que los niños están de vacaciones y llenan las calles de Gijón con sus familias. El décimo aniversario, de momento, ha quedado en suspenso.

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