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Cuca Alonso, a un sastre: “¿Cómo se mide la entrepierna de una señora?”

La escritora gijonesa fallecida esta semana era célebre por sus entrevistas donde hacía gala de su ironía y un atrevimiento máximo

Cuca Alonso entrevistando a la Superiora del convento de clausura de Somió, con un ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón sobre la mesa. Pablo Solares

Su curiosidad era innata, nunca insana, y su elegante atrevimiento no tenía parangón. Cuca Alonso quería saberlo todo y de todos, y su excusa era su cita dominical en la sección “Directo al corazón”. Durante las casi tres décadas que Cuca Alonso publicó para LA NUEVA ESPAÑA, la infatigable escritora y cronista de la vida social y cultural gijonesa -fallecida el pasado martes- fue dejando un reguero de entrevistas memorables. Ahondaba en la vida y los sentimientos de cuantos personajes se le ponían a tiro. No había censura en las preguntas y dependía del valor del entrevistado cómo encaraba las respuestas.

Sus propios hijos recordaban estos días como a veces la sancionaban por su lengua: “Pero mamá… ¿Cómo preguntas eso?”. Y casi invariablemente recibían la misma contestación: “Uy, no le importa nada, mujer, es amiguísima mía”.

Fueron las suyas entrevistas que difícilmente ofendían, y eso que siempre iban algo más allá de lo previsible. Aún ahora algún personaje sigue preguntándose cómo es posible que le sonsacara tanto. Las que siguen son una mínima selección de preguntas irreverentes que tuvieron respuesta. Cualquier vida podía inspirarle a Cuca Alonso una novela.

Josefina Álvarez (Superiora de las Agustinas Recoletas de Somió)

–¿Los cilicios aún se utilizan?

–Naturalmente, los usamos todas, y todos los días.

–¿Cuánto tiempo y en qué parte del cuerpo se castigan? ¿Todas juntas?

–Cada una en su habitación; antes se hacía en comunidad. Durante diez minutos nos azotamos las nalgas.

Francisco Farrás (Sastre jubilado)

–¿Cómo se mide la entrepierna de una señora?

Francisco Farrás se puso en pie para volver a sentarse sobre el borde de la mesa y señalar la distancia habida entre su cintura y el tablero.

–Así de sencillo, es equivalente. Las mujeres saben de sobra, sólo por el modo de tocarlas, cuándo están ante un profesional o un libidinoso. Y luego se corre la voz.

Carlos Martínez Montero (médico forense)

–Vamos a levantar un cadáver atrasado, ¿cuál es peor?

-Quizá los ahorcados en avanzada descomposición... dejan en el suelo un charco de grasa, y crisálidas que explotan al pisarlas, moscas, olor inmundo... son escenarios horrendos.

–¿A qué huele un cadáver, su tufo es característico?

–Sí, es típico de la carne podrida, aunque no todos. A veces se originan procesos naturales de conservación, como la saponificación, es decir, que se convierten en jabón y no huelen.

Galo Baizán (expresidente de Naval Gijón)

–¿Le gustaría borrar de la superficie terrestre a la Corriente Sindical de Izquierdas?

–La CSI desaparecerá por sí misma cuando los trabajadores entiendan que dicho sindicato no satisface sus necesidades.

Juan Manuel Martínez Morala (Líder sindical)

–¿A quién votará usted en las próximas elecciones?

–IU me ha defraudado en su comportamiento con Naval Gijón, sí que no lo votaré. Al PSOE, tmpoco.

–Sólo le queda el PP.

Fue, la suya, la única carcajada de toda la tarde.

Paco I. Taibo II (escritor)

–Para dormir, ¿su pijama también es vaquero?

–No uso. No me pongo Chanel número 5, como Marilyn, pero sí Heno de Pravi, más barato.

Ramón Gutiérrez y Álvarez de Tejera (vizconde de Campo Grande)

–¿Un aristócrata vota siempre a la derecha?

–Yo voto centro, lo que pasa es que nosotros no tenemos una IU para delimitar posiciones extremas, un grupo como Blas Piñar, por ejemplo.

Jesús Barón (Cirujano plástico)

–¿Qué es lo primero que cuelga en un hombre?

–Suelen operarse de la nariz, las bolsas de las mejillas, las orejas... y piden mucha depilación láser.

–¿Clientela gay, quizás?

–En absoluto, el pelo en pecho es visión arcaica de la masculinidad.

Aquiles García Tuero (Promotor cultural en Nueva York)

–Se dice que es usted un hipocondriaco.

–Sí, es cierto. A Valentín Fuster lo he vuelto loco. Me sometí a infinidad de chequeos y en 1973 estaba convencido de que iba a morir del corazón. Telefoneaba a diario a Arturo Álvarez-Buylla, a Oviedo, y un día me dijo: “Vete a correr a Central Park”. “Júrame por tu padre, don Plácido, que no me pasará nada”. Fui a correr y aquí estoy. Los médicos son como dioses para mí.

Palmira García Trabanco (Comerciante en Casa Balcázar)

–¿Es cierto que doña Carmen Polo pagaba mal?

–No, a nosotros siempre nos abonó puntualmente todo.

Ladislao de Arriba (Escritor)

–¿Alguna vez le han puesto cuernos?

–No lo sé. En caso de enterarme yo ....

Encarnita Rubiera (Empleada histórica del Banco Gijón)

–¿Qué le queda por hacer?

–Fumar un porro. Hace tiempo que tengo ganas, desde que supe que tiene efectos terapéuticos. Como soy mayor, no corro peligro de engancharme al vicio, pero sí de mejorar en ciertas dolencias reumáticas.

Rodrigo Rodríguez (Vendedor de la ONCE)

–¿Es usted un pícaro?

-Me gustan las mujeres, cómo no. Y si veo una chica guapa le canto el cupón especial.

Germán Ojeda (Economista)

(Acababa de calificar a un amigo de “leal y capaz de entenderse con todos los demás”).

-Algo de lo que su persona adolece, según síntomas.

-Recnozco que no soy ni social ni políticamente correcto, tengo opiniones y las expongo.

Prudencio Monasterio (Médico)

-¿Qué prefiere usted, alcanzada cierta edad, el jamón o la mojama?

-Siempre es mejor la delgadez, sin duda.

José Luis Martínez (Párroco de San José)

-¿Es hombre rezador?

-No, no mucho, pero lo poco que rezo creo que lo rezo bien.

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Cuca Alonso, imágenes de una vida

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