Un cortometraje de animación, una performance que habita entre el teatro y la danza, un espectáculo basado en la ópera o una reflexión sobre la escultura son algunas de las propuestas de los proyectos artísticos que se cocinan en el programa de residencias en Laboral Centro de Arte y Creación Industrial. “Es una oportunidad perfecta para experimentar y plasmar esas ideas que llevan tiempo rondando por la cabeza”, reconocen sus impulsores. Hasta trece artistas y colectivos formarán parte de esta iniciativa hasta julio.
Izar Gayo, gijonesa, es actriz. Llevaba tiempo dándole vueltas a la oportunidad de trazar su propia pieza escénica. “Con el confinamiento me quedó claro cuál es la gestión del tiempo, que teníamos esa necesidad de producir. Y me lancé a este proyecto, que aúna diferentes lenguajes: danza, teatro y performance”, explica. Aunque también matiza que su idea ha virado en estos primeros días de trabajo. “Está más cerca de las artes vivas que del teatro, es algo más filosófico y poético, con mis propios textos”, indica sobre su propuesta “Un segundo para rezar o permítame un segundo para vomitar”. “Le doy mucha importancia a la imagen, y tengo la oportunidad de cuidar ese apartado y de pelearme con cuestiones algo más técnicas, que las tenía algo más olvidadas”, apunta.
Esa parte más digital es la que utiliza en su propuesta, “Cantar un batallón” Inés G. Aparicio, de Arriondas, junto a la riosellana Irene Pis. “Todo surge por el deseo de hacer un recorrido visual por las historias de mi abuela, que siempre entonaba la canción ‘Batallón de Modistillas’”, señala Aparicio, que se encuentra trabajando en un cortometraje de animación basado en collages animados e imágenes de archivo. En él, mezcla la parte más personal de su abuela con la historia de la artista Lilian de Celis y de la segunda etapa del cuplé. Aparicio, que estudió Bellas Artes, ha vuelto ahora a sus 30 años a Asturias a trabajar tras doce fuera. “Es el momento de intentar trabajar en casa, ojalá parezca financiación para los proyectos que tengo en mente”, destaca.
“Quiero reflejar una serie de lugares comunes que cualquier persona se puede identificar con ellos”. Alicia de la Fuente, llanerense, con “Cute dank pupa”, se centra en el espacio en su nuevo trabajo. “Quiero construir espacios que hablen por sí mismos”, añade esta artista, también de regreso a la región después de ocho años trabajando fuera. “Ya es hora de volver a intentarlo aquí”, refleja, antes de explicar que su obra versará en torno a “la instalación y la escultura”.
También desde cero han partido Inma Rodríguez y Antón Caamaño, de la compañía “Nutris Teatro”, con 24 años de historia. Ambas se encuentran diseccionando los entresijos de la ópera de Schubert “Alfonso y Estrella”, una de las pocas que hablan sobre la monarquía asturiana. Un trabajo de dramaturgia, “para hacer una reconstrucción, pero manteniendo la esencia”, explica Rodríguez, antes de que la obra pueda pasar a las siguientes fases, de ensayo y producción para su estreno. “La ópera es matemática pura”, matiza Caamaño sobre un espectáculo teatral, pensado para realizarlo con títeres, música en directo y en un formato reducido y adaptable con elementos audiovisuales de teatro contemporáneo.
Cada proyecto cuenta con un tiempo diferente para su producción en Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, que cede los espacios de trabajo, medios y facilita algunos materiales. Como contraprestación los artistas organizarán más adelante actividades públicas, que podrán ser talleres, cursos, exposiciones o lo que consideren.
