Agentes de la Policía Nacional han detenido a un vecino de Gijón de 60 años que se apoderó de 640 euros encontrados en la bandeja de expedición de un cajero automático que se había dejado el cliente anterior por un error en el funcionamiento de la máquina.

La investigación se inició, según explica la Policía, tras la denuncia de un vecino de Gijón que había realizado un ingreso de 640 euros en un cajero automático del barrio de Pumarín en Gijón y ese dinero nunca había repercutido en su cuenta bancaria. El denunciante explicó que en la mañana del 3 de marzo la operación había sido realizada sin ningún error, los billetes los había introducido de forma correcta en la ranura correspondiente y había confirmado el importe a ingresar en la cuenta. Tras realizar todos estos pasos abandonó la oficina con la certeza de que se había llevado a cabo el ingreso de forma efectiva pero empezó a tener dudas al comprobar que no le llegaba ninguna notificación a su teléfono móvil.

Al día siguiente se puso en contacto con los responsables de la sucursal que le confirmaron que había surgido un error y no se había validado el ingreso, lo que implicaba que los billetes habían quedado depositados en la bandeja de expedición a disposición de cualquier persona que entrara en el habitáculo bancario.

Los agentes revisaron las cámaras de videograbación y pudieron determinar que minutos después pasaba por la acera un hombre quien  al percatarse del olvido del dinero y después de verificar que no había nadie en las inmediaciones, había cogido los billetes y se había marchado sin utilizar el cajero automático.

Los trabajos policiales realizados  entre vecinos, comerciantes y hosteleros de la zona  permitieron averiguar que el autor era un vecino de barrio que ese día había aprovechado la ocasión y se había apoderado indebidamente del dinero.

 Una vez plenamente identificado fue detenido un vecino de Gijón de 60 años por un delito de apropiación indebida. El arrestado hizo entrega del dinero en Dependencias Policiales y manifestó que lo había cogido con  la intención de devolverlo pero luego se había olvidado porque trabajaba de noches y dormía por las mañanas en horario de apertura de los bancos.