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Nuevo Roces: Un crimen con culpable, pero sin explicación

Silvia Acebal reconoció haber asesinado de 53 puñaladas a su bebé en Nuevo Roces, pidió perdón a su familia y a la de su exnovio y se arrepintió sin explicar por qué cometió un acto “inhumano” y de “maldad extrema”

La misma pose. Con cambio de ropa casi diario, lo que no mudó Silvia Acebal fue su gesto durante los cinco días de juicio. Piernas cruzadas, cabeza reclinada, manos sobre las rodillas y sin inmutarse. Ángel González

“No vamos a encontrar un por qué”. Con este aviso para navegantes saludó la fiscal Isabel Prendes el pasado lunes al jurado popular que tras cinco días de juicio llegó a la conclusión unánime de que Silvia Acebal Martínez había asesinado a su recién nacido asestándole 53 puñaladas de forma “consciente, premeditada y voluntariamente”. Así lo había asumido la propia acusada, vecina de Nuevo Roces y de 30 años, en la primera sesión. Hasta llegó hasta pedir perdón a su familia y a la de su expareja (que no a él directamente) por lo ocurrido, en ambas ocasiones con el mismo gesto frío y sin inmutarse lo más mínimo. Pero tras su testimonio, la declaración de 17 testigos y diez forenses, la gran incógnita es por qué una joven con una posición acomodada y vida social asentada tomó la decisión de cometer una acción que la llevará directa a la prisión permanente revisable.

La única hipótesis, planteada por los psicólogos judiciales, que permitiría arrojar luz al móvil del crimen es que se sintiese “atrapada” y tomase la decisión de matar al bebé como “una huida hacia adelante”. Los expertos señalaron que la propia Silvia Acebal les había dicho que, al tener una regla irregular, no se dio cuenta de su embarazo hasta que ya era tarde para interrumpirlo. Pero lo cierto es que, tal y como consta en los documentos obrantes en la causa, a los que tuvo acceso LA NUEVA ESPAÑA, consta en el mes de diciembre de 2018 (nueve meses antes de que el bebé apareciese en el contenedor de basura) una búsqueda en internet en la plataforma abortar.org.

En lo que sí coinciden todos los testimonios es en que Silvia Acebal optó por ocultar su embarazo a todo su entorno más próximo. Ni su familia, ni los amigos, ni su entonces pareja, Daniel B. S., sospecharon nunca nada. “Tuvo cambios físicos, igual que yo, pero pensé que era por independizarnos y no saber cocinar y engordamos los dos”, explicó el joven, que quedó exonerado de toda responsabilidad y que también pide para su exnovia la máxima pena posible. “Para que se haga justicia con mi hijo”, dijo.

La frialdad para llevar oculto su embarazo durante nueve meses enlaza con los más de mil vídeos sobre partos que visionó durante la gestación. “Se quedaba por las noches, pero no sabía lo que veía”, relató Daniel B. S. Sobre esta base, todo apunta a que Silvia Acebal, que no acudió nunca al ginecólogo, optó por dar a luz en casa. Búsquedas en internet como “parir sin ayuda”, “contracciones del parto” o “acelerar el parto” lo confirman. Tuvo suerte, y el alumbramiento llegó cuando su novio estaba trabajando. Las manchas bajo el colchón (al que ella dio vuelta) hacen pensar que lo tuvo en la habitación. El niño nació sano, vivo. Y lo mató con un cuchillo de cocina que no fue encontrado.

La autopsia reveló que el crimen ocurrió entre las 14 y 15 horas del 1 de agosto de 2019. En esa franja, Silvia Acebal buscó “¿cuánto se tarda en morir por hemorragia?”. Y luego, lo metió en una bolsa de basura, cogió una mochila de Daniel B. S. y lo metió dentro para tirarlo al contenedor que tenía debajo de casa. Si no es por el vecino de Nuevo Roces que rebuscaba en la basura y lo encontró (además de la investigación policial), nadie se habría enterado nunca de este brutal crimen. “Ella sabrá por qué lo hizo, pero fue una decisión tomada libremente”, dijeron los psicólogos, y por la que no presenta “remordimientos”. Así lo demostró en el juicio, que siguió como ausente, consciente de que su vida y su futuro, por muchos años, estarán en prisión por un crimen “inhumano y de maldad extrema”.

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