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Dos años de la victoria del PSOE en Gijón: el giro a la izquierda que se topó con el covid

El cambio de planes impuesto por la pandemia al gobierno local se ha cruzado con las polémicas por el Muro, el plan de vías y el Piles

Ana González entra con los brazos en alto en el salón de la Casa del Pueblo al final del recuento de los votos en las municipales de 2019 que la convertirían en ganadora. Tras ella, Iván Fernández Ardura, secretario general del PSOE gijonés.

“El PSOE vuelve a ser el partido de Gijón”. Una exultante Ana González lanzaba el mensaje entre vítores y aplausos en la Casa del Pueblo durante la noche electoral que devolvió a los socialistas la Alcaldía tras ocho años de gobierno de Foro. De esa celebración socialista hará el miércoles dos años y una pandemia. El inesperado covid-19 que ha puesto el mundo patas arriba también ha supuesto que esta Corporación, y este gobierno local, lleguen a la mitad de su vida en un escenario de excepcionalidad que ha generado nuevas urgencias, reordenado prioridades y desdibujado algunas de las promesas que se pudieron leer en los programas electorales.

Los votos gijoneses en las municipales de aquel 26-M de 2019 dieron al PSOE once ediles colocando al partido a la cabeza de los ganadores de la noche y devolviendo el gobierno de Gijón a la izquierda. Una lista de ganadores donde también se ubicó Ciudadanos, que pasó de uno a cuatro ediles convirtiéndose en el primer partido de la oposición. Y Vox, que consiguió entrar en el salón de plenos con dos ediles. Al otro lado de la balanza quedaron Foro, que no sólo perdió el gobierno sino que bajó de ocho a tres ediles; Podemos-Equo, que con tres concejales perdió la mitad de la herencia recibida de Xixón Sí Puede, e IU, que se quedó con un solo edil. El PP repitió con tres concejales.

Las urnas generaron la Corporación más fragmentada de la historia, con siete grupos municipales, y ordenaron un plenario lleno de novatos y mujeres. Veintiún nuevos concejales frente a seis repetidores y 15 mujeres frente a 12 hombres. Aunque esos números han variado a lo largo de estos dos años por los movimientos internos de cada grupo. Álvaro Muñiz, candidato a la Alcaldía por Foro, no llegó a recoger su acta de edil, y la también forista Ana Braña se fue al cabo de unos meses.

Otro grupo que se transformó fue el de Podemos-Equo. Primero por la marcha al Ministerio de Igualdad de Alba González y luego por el fallecimiento de la líder de la formación morada, Yolanda Huergo, en agosto del año pasado. La última despedida en la Corporación la protagonizó hace unas semanas el edil de Cultura y Educación, el socialista Alberto Ferrao. Su marcha supuso la entrada de Manuel Vallina y la oportunidad de la Alcaldesa para hacer una reordenación importante de todo su equipo. Un impulso para afrontar los otros dos años que quedan por delante. O así se justificó.

La decisión ciudadana se tomó en mayo y Ana González –la tercera mujer consecutiva en hacerlo tras Paz Fernández Felgueroso y Carmen Moriyón– cogió su bastón de mando el 15 de junio. Pero el actual gobierno de Gijón se configuró como tal en agosto con la entrada de Aurelio Martín, único edil de IU, que asumió unas competencias de Movilidad y Medio Ambiente que le han dado un especial protagonismo en estos dos años. El pacto de gobierno de PSOE e IU repetía una fórmula que ya se había dado en el pasado y dejaba para el futuro un documento con 88 medidas a desarrollar a lo largo de este mandato.

Con un pacto de gobierno y un presupuesto aprobado, gracias a la abstención de Podemos, arrancaba un 2020 al que se le cruzó en el camino una crisis sanitario con confinamiento y estado de alarma. El Ayuntamiento tuvo que aprender de la noche a la mañana a responder a las necesidades de los gijoneses por teléfono. A las necesidades de siempre y a las nuevas. Gobierno y agentes sociales reinventaron el pacto de concertación para crear un “Gijón reinicia”, que sigue repartiendo millones en ayudas a los sectores económicos más castigados por la pandemia. La Fundación Municipal de Servicios Sociales se libró por los pelos del colapso en el año con más peticiones de ayudas recibidas.

Un Pleno telemático en el Ayuntamiento de Gijón. Ángel González

Más. La necesidad de generar distancia social fue el argumento para ejecutar una de las decisiones más polémicas del mandato: el cierre al tráfico de la mayor parte del Muro. El “cascayu” es una de las más recientes aportaciones al diccionario popular gijonés y ejemplo de esos cambios en la política de movilidad que han sacado a cientos de conductores a la calle para protestar contra las peatonalizaciones y las nuevas restricciones de la ordenanza de movilidad.

Aunque para bronca la que se ha montado, dentro y fuera de la Casa Consistorial, con la propuesta de los actuales responsables socialistas de los gobiernos local, regional y nacional de dar marcha atrás en la consensuada ubicación de la estación intermodal en el Museo del Ferrocarril para recuperar Moreda como opción prioritaria. La madeja se lió aún más cuando Fomento consideró que el camino más corto era reciclar en intermodal la actual estación provisional de Sanz Crespo. Una propuesta que solo vivió dos meses.

Aunque con mascarilla, la acción municipal gijonesa en este ecuador del mandato ha dado para debates sobre la renaturalización del río Piles y la eliminación del anillo navegable, la contaminación en la zona oeste con la ubicación de una estación en el Lauredal, el nuevo plan de usos de Tabacalera como centro de cultura contemporánea o la reforma de las fachadas marítimas del Muro y Fomento. Sin olvidarse de otras broncas a costa de la idoneidad de defender la Universidad Laboral como patrimonio de la humanidad, la necesidad de un reglamento de laicidad o la salida de Juan Carlos I del callejero local.

Todo eso no elimina otros problemas clásicos: desde la Zalia a la ampliación del hospital de Cabueñes o de la deuda pendiente de las subvenciones a fachadas a las críticas por la falta de participación ciudadana. Asuntos, muchos ellos, que no tendrán solución final en los dos próximos años. Cuando haya que volver a votar.

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