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Los clientes de apartamentos turísticos, ante su auge: “El trato es muy personal”

Los visitantes valoran la cercanía y la independencia que dan estos negocios y los dueños piden combatir los alojamientos ilegales

Paula Fernández entrega las llaves de un apartamento turístico en la calle Los Moros a Luis Fernández, ante la mirada de Teresa Ibáñez. | Marcos León

La atención personalizada, tener más espacio o poder viajar con mascotas son tres de los características que mejor definen a los apartamentos turísticos y que explican en buena medida su éxito en Gijón. En un verano en el que este tipo de alojamientos están batiendo récords en niveles de ocupación, los visitantes buscan vacaciones libres de virus. “Huimos de las aglomeraciones turísticas y en estos lugares no hay zonas comunes”, declara Agustín Castillo, recién llegado de Gran Canaria a la ciudad, donde pasará varios días. “Este apartamento nos ofrece muchas garantías”, explica el turista, que se alojará en un piso ubicado en la plaza del Humedal. Castillo, que está acompañado en sus vacaciones por nueve familiares, también valora que este tipo de alojamiento les permite “estar juntos todo el tiempo a todos”. “En un hotel, compartir una misma habitación era algo absolutamente imposible”, remata.

Además del espacio, otro de los pilares en los que se basa el negocio es la atención personalizada. “Incluso antes de que lleguen los huéspedes ya nos ponemos en contacto con ellos para saber qué tipo de recomendaciones ofrecerles, ya que varían según vengan por trabajo o por turismo”, explica Paula Fernández, responsable de reservas de Construcciones Los Campos, dueños de un edificio de alojamientos turísticos ubicado en la calle Los Moros. “Les ofrecemos contactos para gestionar reservas de entradas, restaurantes, o el calendario de las actividades en la ciudad”, ejemplifica Fernández. Pero este tipo de atención personalizada y cercana no se centra solo en cuestiones de ocio, sino también en pequeños detalles. “Necesitaba una peluquería para hoy y a quien le pregunté fue a Paula”, asegura Teresa Ibáñez Gómez, una inquilina de estos apartamentos.

“Es el segundo año que venimos a estos apartamentos, nos maravilla la amabilidad de la anfitriona y preferimos esto a un hotel porque las estancias son mucho más grandes, no es solo una habitación”, cuenta Luis Fernández, pareja de Ibáñez, ambos venidos desde Zaragoza. Para ellos, además de básicos como la limpieza y la ubicación céntrica, algo fundamental es “la independencia para poder entrar y salir”. “No hay que pedir llaves”, añaden.

Agustín Castillo, ayer, frente al portal de su alojamiento, en la plaza del Humedal. | Marcos León

Los apartamentos turísticos permiten también a sus inquilinos utilizar servicios como la cocina, algo que les ayuda a gestionarse, como es el caso de Agustín Castillo. “Al ser diez, nos organizamos muchos mejor con el tema comidas o cenas, no nos obliga a tener que depender siempre de los restaurantes”, comenta el canario.

Cristina Alonso e Higinio Guerrero, ella gijonesa y él malagueño aunque ambos afincados en Madrid, disfrutan de unos días de vacaciones en la calle Aguado, en el barrio de La Arena. Las razones para decantarse por su alojamiento vacacional son muy concretas. “Preferimos los apartamentos porque viajamos con gatos y, aunque hay hoteles que permiten animales, no creemos que vayan a tener comodidad si solo pueden estar en una habitación”, comenta Alonso. “Aquí tienen toda una casa para moverse tranquilamente, que es a lo que están acostumbrados”, añade Guerrero. Además, al igual que la mayoría de usuarios de este tipo de servicios, algo en lo que se fijan mucho es en las reseñas que se encuentran en la web. “La opinión de quienes ya han estado nos influye mucho, y cuando vamos a sitios que no conocemos, también nos interesa que el anfitrión nos recomiende sitios porque suelen ser de la zona y ellos entienden mejor que nadie”, cuenta Alonso.

Cristina Alonso e Higinio Guerrero, con su gato “Xurdín”, en un apartamento turístico de la calle Aguado. | Marcos León

Alojarse un apartamento turístico es una práctica al alza, pero en el gremio aseguran que “no es ninguna panacea”. Lo corrobora José Madera, que gestiona un piso en la calle Daniel Cerra. “Me interesa alquilar el piso para estancias cortas porque, aunque no vivo aquí, hay temporadas del año en las que si lo necesito para mi, pero alquilarlo así es una buena manera de darle una salida”, declara. Los que gestionan este tipo de alojamientos aseguran que lo más complicado son “los trámites para conseguir la licencia, que suelen llevar de ocho meses a un año”. Eso estima Silvia Martínez, directora de Silastur, empresas que gestiona pisos por todo el Principado.

“Pagamos muchas tasas, pero es una manera de ofrecer garantías a los clientes y también de cubrirnos las espaldas”, apunta Cerra, quien también exige al Ayuntamiento “invertir más en controlar a todos los que están alquilando pisos turísticos de tapadillo, completamente al margen de las normas”. La competencia desleal es sin duda lo que más preocupa a quienes se ganan la vida en este sector. “Nosotros pagamos nuestros impuestos, trabajamos las horas que se deben y tomamos todas las medias de seguridad que se exigen. Todo esto son unos gastos fijos muy altos, pero los soportamos por el bien de todos”, asegura Paula Fernández. “Lo que no puede ser es que no haya multas o algún tipo de sanción para los que no cumplen con las normas. Eso debería corregirse por parte de la administración”, remata.

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