El Ayuntamiento de Gijón ya ha puesto sus ojos en Europa de cara a buscar la financiación que le permita rehabilitar y acondicionar la plaza de toros de El Bibio como espacio multiusos para la celebración de eventos y actividades culturales. Y a lo largo de todo el año, lo que se conseguiría incorporando una cubierta al diseño del histórico edificio. La decisión de la alcaldesa, la socialista Ana González, de no prorrogar la concesión que facilitaba que cada año se celebrase la feria taurina de Nuestra Señora de Begoña –lo que de facto supone finiquitar las corridas de toros en la ciudad– ha generado una de las mayores polémicas políticas y sociales de los últimos tiempos, pero también abierto la puerta a darle una nueva vida a un edificio con más de 130 años de existencia y catalogado como bien de interés cultural (BIC).
“Estamos viendo posibilidades de esa financiación que no hay que devolver y puede, puede, que la haya con los fondos Feder”, explicaba ayer mismo la Alcaldesa en una entrevista radiofónica en Onda Cero en referencia a las convocatorias del tradicional fondo europeo de desarrollo regional. Nada que ver con los fondos europeos para la reconstrucción, tras la crisis del covid-19, por los que también puja Gijón para hacer efectivos otros proyectos.
Ahora mismo el personal municipal está centrado en hacer un informe exhaustivo sobre la situación del inmueble, sus necesidades y el coste económico que supondría su reforma. Son los primeros pasos antes de fijar un proyecto y tomar cualquier decisión. La Alcaldesa no esconde su interés en que el acondicionamiento del edificio incluya sumarle una cubierta para poder así garantizar que pueda ser utilizado en todas las estaciones del año. “Es importante tener esa cubierta para no tener un equipamiento cautivo del tiempo”, explicó González. Otra cosa es qué se puede hacer teniendo en cuenta las limitaciones que tiene El Bibio por su condición de BIC y el desembolso económico que todo ello genere. “En un BIC se pueden hacer cosas, en otras plazas se han hecho, pero con una conciencia histórico artística”, reflexionó la regidora para quien el mejor sistema de mantenimiento que se le puede dar a El Bibio es que “tenga un uso diario”.
Que la plaza pase a estar cubierta, como ya se ha hecho con otras plazas de España, no es lo único que tienen que mirar los técnicos. La Alcaldía ha encargado una revisión completa para ver el estado de todos los elementos porque, aseguraba la Alcaldesa, “la plaza, no está en perfecto estado de revista”.
La primera piedra de El Bibio se colocó el 2 de enero de 1888. La inauguración fue el 12 de agosto de ese año con una corrida de toros a la que fueron 10.500 espectadores. La última reforma importante de la plaza fue durante el mandato de Vicente Álvarez Areces, a finales de los años noventa del siglo pasado. En 1992 había sido declarada monumento lo que le garantiza una protección integral.
Eliminados los toros, el interés del Ayuntamiento es reconvertir la plaza en un espacio multiusos para eventos de mediana capacidad. Fundamentalmente conciertos musicales, pero no sólo. La plaza daría cabida a la programación municipal, ahora en manos de Divertia como sociedad que gestiona los festejos locales, y a eventos organizados por promotores privados. Una fórmula de trabajo que ya existe y que se intentó organizar en base a un plan de usos, cuyo estreno chocó este año con las limitaciones de la pandemia. Una plaza cubierta es un deseo compartido por Ayuntamiento y promotores de cara a rentabilizar el espacio más allá de los meses de verano.
Mientras el gobierno trabaja en ese nuevo Bibio, los taurinos siguen adelante con iniciativas públicas, políticas y judiciales que buscan revertir la situación. Algo que, en principio, no entra en los planes de la Alcaldesa, que asegura que los detractores de los toros son mayoría en Gijón.
