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Los virus que afectan a los niños llenan las Urgencias de Cabueñes

Los sanitarios del hospital, que ya permite visitas en planta y UCI, alertan de un otoño con problemas infecciosos ajenos al covid

Entrada al Hospital de Cabueñes. Ángel González

Aunque todavía lejos de tener problemas de ocupación, el Hospital de Cabueñes empieza a notar lo que parece que será un invierno duro por temas ajenos al coronavirus. Los sanitarios del servicio de Urgencias aseguran que la presión al alza “es ya evidente” y los pediatras ponen el foco en los más pequeños, que están copando buena parte de la atención. Los niños menores de dos años, que apenas han tenido margen para crear anticuerpos con las restricciones que marcaba la pandemia, empiezan a acudir al hospital con infecciones algo más graves de lo habitual. El coronavirus hizo que el año pasado la época de frío se saldase sin resfriados, gripes ni bronquiolitis, y ahora el hospital teme que en unas semanas esta nueva normalidad traiga con ella una ola de infecciones respiratorias.

El servicio de Urgencias lo reconoce de forma clara: “Llevamos semanas con mucha presión”. El área, la primera puerta de entrada al hospital, suele empezar a notar un auge en las visitas tras el verano, cuando empiezan a aflorar las infecciones estacionales, pero en el último año y medio sus balances de afluencia dependían más de la pandemia. La última campaña de gripe, de hecho, no existió. El uso obligatorio de mascarilla y el lavado frecuente de manos pulverizó con más facilidad el resto de infecciones respiratorias que el propio coronavirus, más “contagiable” que las patologías comunes.

Después, a inicios de este pasado verano, la afluencia volvió a asumir, pero con gran presencia de visitas “evitables”. Eran pacientes que se catalogan como “verdes”, con problemas que no se consideran urgentes, derivado, entendían los sanitarios, por la angustia acumulada de llevar demasiado tiempo sin ser visto por un médico y por la sensación que aún había entonces de que los centros de salud estaban saturados. También eran habituales, y lo sigue siendo, usuarios con crisis de ansiedad y ataques de pánico, sobre todo enfermos que nunca habían tenido problemas de este tipo, o no tan agudos, y se asustaban al no entender qué les sucedía.

Ahora, el hospital vuelve a notar una presión en su servicio de Urgencias pero con gran presencia de casos “amarillos”, que es como se cataloga a los pacientes que sí presentan una urgencia sanitaria. Hay otro color, los “rojos”, que son casos muy graves, como accidentes serios o infartos agudos, que siempre son poco habituales. Que los casos de gravedad intermedia estén al alza implica que el porcentaje de pacientes que acaban hospitalizados sea también alto, aunque en esta última semana el hospital seguía rondando los 350 pacientes ingresados, una cifra asumible.

“Los menores de dos años son casi estériles, no han tenido contacto con ningún virus desde que nacieron, así que este año van a coger de todo”

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Preocupa, sin embargo, cómo impactará esa presión al alza en el apartado pediátrico. “Los menores de dos años son casi estériles, no han tenido contacto con ningún virus desde que nacieron, así que este año van a coger de todo”, se lamentan desde el servicio de Pediatría del hospital. “Las urgencias están en aumento claramente y los virus en niños, también bronquiolitis no hay muchísimas, pero sí las hay, y algunas son graves. En los niños ya se nota, bastante”, añaden. La bronquiolitis, en general causada por el virus sincitial, suele ser el preámbulo de una campaña de gripe de la que se desconoce aún cuál será su alcance. De ella dependerá cómo de rápido será el acelerón quirúrgico que ya se ha puesto en marcha en el hospital para paliar sus disparadas listas de espera, que involucrarán a los concertados de Jove y Cruz Roja. Será este invierno el primero “normal” que vivirá el hospital sin sus camas supletorias, que permitían a un tercer paciente en habitaciones dobles, y que el personal pedía abolir desde hace años. La pandemia se las llevó, y la gerencia promete no recuperarlas. A cambio, se ha ganado una planta extra en un área de despachos.

De momento, Cabueñes afronta su desescalada pandémica manteniendo el uso obligatorio de mascarilla en interior y permite desde el pasado viernes visitas, por orden del Sespa, de 13.00 a 21.00 horas, con un único acompañante por paciente. Su presencia podrá ser permanente en casos de enfermos pediátricos, vulnerables por deterioro cognitivo, bajo cuidados paliativos y postoperatorios, entre otros. El cambio entró en vigor el día 8 y, al ser Cabueñes un hospital limpio, se implantará con normalidad ya esta semana. También se permiten visitas en UCI, aunque más vigiladas y tendrán horarios pautados, por seguridad del paciente.

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