El profesorado del Rey Pelayo visitará hoy las instalaciones de la Escuelona y El Llano

La dirección del centro afectado por el derrumbe busca conocer las necesidades en mobiliario y materiales antes de iniciar el traslado mañana

Fachada del colegio El Llano. | Ángel González

Fachada del colegio El Llano. | Ángel González / Gabriel CuestaG. C.

Gabriel Cuesta

Son horas intensas para el profesorado del Rey Pelayo y los equipos directivos de la Escuelona y El Llano. Estos dos últimos colegios albergarán desde mañana martes, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, a los 200 alumnos del primero, cuyas clases están paralizadas tras el cierre del centro por el derrumbe de una de sus aulas el pasado jueves. En la jornada de hoy, la víspera del regreso lectivo, toca pulir los principales detalles. Se trata de un trabajo organizativo arduo que pretende abordar cualquier escenario posible. Frente a la incertidumbre actual hasta conocer el informe preliminar que determine el estado de la estructura del Rey Pelayo, los centros coordinan un nuevo día a día que deje abierto cualquier escenario: desde una estancia a corto plazo, en el mejor de los casos, hasta un periodo más prolongado hasta final de curso.

A lo largo de la jornada de hoy, el profesorado del Rey Pelayo visitará los espacios en los que impartirán clase de manera temporal. Con la distribución de las aulas prácticamente perfilada, en las horas previas lo fundamental será hacer inventario para conocer las necesidades en mobiliario y materiales. Tanto la Escuelona como El Llano contaban con aulas disponibles, pero el equipamiento puede quedarse escaso, ya que a lo largo de los años han hecho limpieza de aquellos enseres más castigados por el uso. La idea es tratar de trasladar a las aulas temporales el menor material posible, cuyo suministro está en manos de las administraciones a la espera de saber si es posible acceder al Rey Pelayo para trasladar mesas, sillas libros u otros objetos necesarios para continuar con el programa formativo.

La llegada de los alumnos del Rey Pelayo prácticamente no alterará la rutina en la Escuelona y El Llano. Ambos equipamientos cuentan con aulas suficientes para acoger a todos los estudiantes. La primera ha dejado hueco para 83 alumnos de Infantil y de segundo y primer curso de Primaria, como adelantó la consejera de Educación, Lydia Espina. El resto, unos 117 estudiantes de entre tercero y sexto de Primaria, retomarán las jornadas lectivas en El Llano. Tampoco habrá problema en los espacios comunes, como el recreo o las zonas para impartir clases como la de Educación Física.

Otras cuestiones importantes. El servicio de comedor seguirá disponible en el mismo horario y se mantendrán los horarios lectivos habituales, salvo algún cambio entre asignaturas por necesidades puntuales. Además, se mantendrán las actividades del programa 11x12. En cuanto a horarios de entrada y salida, tan solo hay una leve modificación ya anunciada por la consejería: el alumnado de la Escuelona entrará a las 9.10 horas, diez minutos más tarde de lo habitual. El motivo de este ligero retraso es que hay familias con niños de distinta edad que ahora tendrán que ir a dos centros distintos.

Más allá de la cercanía entre equipamientos, otro punto a favor es el notable espacio liberado en ambos centros. El descenso de la natalidad en la región se ha traducido en los últimos años en una reducción significativa del alumnado en unos centros construidos en su día para dar respuesta al crecimiento poblaciones a raíz de la posguerra. Un dato. Los dos edificios de la Escuelona, por ejemplo, albergan hoy en día a unos 200 estudiantes, cuando esa cifra alcanzó en su día los 600. De hecho, se trata de un equipamiento con experiencia previa a la hora de dar cobijo de forma temporal a alumnado más pequeño procedente de otros colegios. Ya acogió a niños de Infantil de La Serena y de Los Escolinos durante sus obras de reforma.

La alternativa planteada desde el área de Educación ha sido acogida de buen grado por parte de las asociaciones de padre. Principalmente, por dos motivos. El primero, la cercanía. Y el segundo, el interés en estrechar relaciones con El Llano. La mayoría de alumnos de ambos centros acaban compartiendo aula en el Doña Jimena. Por tanto, los niños de sexto que compartan estas semanas espacios volverán a encontrarse el año que viene cuando comiencen la ESO.

En principio, está previsto que el miércoles los técnicos arrojen con un informe preliminar luz sobre si las causas del colapso del suelo del aula afectada pueden poner en jaque otras zonas del Rey Pelayo. Mientras, los contactos entre los tres centros y la consejería de Educación han sido constantes para trabajar de manera paralela en brindar a los alumnos afectados de un nuevo hogar provisional.

Una trayecto para las familias de quince minutos a pie máximo

El traslado a los centros será el principal esfuerzo que las familias del Rey Pelayo deban asumir tras el derrumbe del suelo de una clase que ha obligado a desalojar el colegio hasta nuevo aviso. De hecho, la cercanía con la Escuelona y el colegio El Llano fue uno de los principales motivos para que Educación se decantase por estos equipamientos. La Primera está a 700 metros del Rey Pelayo, y El Llano, a 1,1 kilómetros. Eso sí, para algunas familias que viven al otro lado de la avenida de la Constitución, con mayor cercanía a centros como el de Laviada o Pumarín, el tiempo de desplazamiento será mayor. En lo que se refiere al tiempo de trayecto entre centros, se trata de algo asumible. El tiempo que se tarda en realizar caminando ambos recorridos oscila entre los diez y los quince minutos.

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