El Rey Pelayo, un centro innovador que mira a Europa para renovarse tras el derrumbe

El colegio Rey Pelayo afronta con incertidumbre su futuro tras el derrumbe parcial de una de sus aulas de Infantil. Sumergido en su candidatura a una ambiciosa reforma a través de fondos europeos y conocido por su espíritu innovador e integrador, el centro fue azotado el pasado jueves por un hundimiento del suelo de un aula, lo que ha obligado a trasladar a sus 200 alumnos y equipo docente a la Escuelona y El Llano, como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, donde el martes retomarán las clases suspendidas. El informe preliminar del estado del equipamiento está previsto que se conozca antes del miércoles tras varios años advirtiéndose la necesidad de acometer mejoras en la estructura. El del Rey Pelayo es el segundo caso de este tipo en Gijón tras el episodio del San Vicente en un año.

El incidente, que se ha saldado sin heridos, se produce cuando el centro miraba a Bruselas con la esperanza de obtener una importante inyección económica de tres millones, complementados con casi otro más del Ayuntamiento, para convertirse en una isla educativa "verde y sostenible". En definitiva, una posible gran reforma para uno de los equipamientos educativos más antiguos de la ciudad con algunos achaques, ninguno relacionado con el hundimiento, recogidos en informes municipales remitidos al Principado. Son reiteradas las críticas de las Asociaciones de Padres y Madres de la ciudad ante la sensación de que las administraciones "se pasan la pelota unos a otros" cuando toca afrontar arreglos. En el caso del Rey Pelayo, la concejalía de Educación notificó al Principado a principios de 2021 la necesidad de realizar tres actuaciones en el centro: el cambio de vierteaguas anticuados de las ventanas por otros de hormigón, la sustitución de albardillas de peto de cubiertas y encamisado de aleros para evitar filtraciones y la sustitución del material de gresite que recubre la fachada al estar "muy deteriorado". Para este último, el gasto estimado se fijó en 235.000 euros. También el Ayuntamiento advirtió que "algunas dependencias destinadas a recreo y la práctica de deporte se encuentran en mal estado o desuso".

La respuesta a estos desperfectos podría llegar a través del proyecto "Colegio Público Rey Pelayo, naturaleza y escuela". A la espera de la posible financiación europea, el proyecto aborda la transformación del equipamiento en un espacio más diáfano, accesible y verde, con un alto grado de aislamiento y eficiencia energética. Para ello, se contempla la instalación de una nueva envolvente modular para resolver "las carencias que sufre el edificio" en base a paneles y lamas cerámicas de aspecto abstracto en su fachada interior, además de la instalación de sistemas de recuperación de calor, un mecanismo de reciclaje pluvial, ventilación mecánica y energía fotovoltaica. Asimismo, se crearán huertos urbanos y espacios verdes con arbolado de hoja caduca en el patio. El plazo de ejecución sería de 12 meses y la fecha de recepción de la obra es anterior al 31 de marzo de 2026.

Datado en 1968, sus tres plantas, con cerca de diez aulas en cada una de ellas, cuentan con equipamientos como gimnasio, comedor o salón de actos. Conocido por su espíritu innovador e integrador, acoge una decena de importantes iniciativas como el programa europeo PROA de refuerzo educativo o el proyecto de innovación en torno a juegos de mesa, entre otros. Su creación responde a la necesidad de escolarización en barrios como El Llano o Pumarín ante el importante incremento poblacional tras la posguerra. El grupo municipal Foro preguntará en la próxima comisión de Obras Públicas si en el centro se realizó la pertinente inspección técnica a los edificios de más de 50 años de titularidad municipal, tal y como se aprobó en el pleno de enero de 2022. La alcaldesa defendió que las revisiones estaban al día, la última con fecha de 2020.

Así quedó el colegio Rey Pelayo de Gijón tras el derrumbe de una de sus aulas

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