El detenido por agredir sexualmente a su novia en Gijón, libre pero con orden de alejamiento

El investigado, con antecedentes por delitos de violencia de género, se enfrenta ahora a los cargos de agresión sexual, amenazas y vejaciones

Un vehículo policial en el Juzgado.

Un vehículo policial en el Juzgado. / MARCOS LEON

I. Peláez

I. Peláez

El vecino de Gijón detenido el pasado viernes por agredir sexualmente a su novia, según la denuncia de la afectada, quedó ayer en libertad provisional –pero con una orden de alejamiento– después de pasar a disposición judicial. Este individuo, de unos cuarenta años según fuentes próximas a la investigación, cuenta con al menos dos antecedentes por delitos de violencia de género, y ahora se enfrenta a los delitos de agresión sexual, amenazas y vejaciones tras este último arresto. Tal y como desveló ayer LA NUEVA ESPAÑA, la mujer acudió a la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (Ufam) de la Policía Nacional en la comisaría de El Natahoyo a relatar lo sucedido.

El investigado mantenía una relación sentimental la denunciante (ella tiene alrededor de los 26 años), desde hacía pocos meses. De hecho, las fuentes consultadas indican que no convivían juntos, pero sí que algunos días dormían en la misma casa. Así las cosas, la semana pasada se produjeron presuntamente estos hechos que ahora han llegado al Palacio de Justicia para esclarecerlos. Aunque este hombre tenía antecedentes, con esta pareja no consta que hubiese habido conflicto alguno con anterioridad. Será en los próximos días cuando se haga cargo de las diligencias el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Gijón y deberá ratificar o no las medidas impuestas ayer.

Este hombre, que pasó la noche del viernes al sábado en los calabozos de la comisaría de El Natahoyo, fue puesto a disposición de la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Gijón, ayer en funciones de guardia. Ante la juez negó todos los cargos que se le atribuyen (no ha trascendido el contenido de su declaración, pero sí que optó por responder a las preguntas) de agresión sexual, amenazas y vejaciones. Finalmente, no se interesó una orden de ingreso en prisión preventiva, pero sí se le impuso una orden de alejamiento que le prohíbe acercarse a menos de 100 metros de su pareja sentimental (domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro sitio que ella frecuente) y tampoco podrá comunicarse con ella por ningún medio, tal y como solicitaron el Ministerio Fiscal y la defensa de la denunciante.

Medidas cautelares

Las medidas impuestas ayer sábado –más allá de la una y media de la tarde– son cautelares y podrían variar a lo largo del procedimiento judicial, aunque en la mayoría de caso que acaban con el investigado en el banquillo se suelen mantener hasta la vista oral. No obstante, a pesar de que esta vez ha eludido su ingreso en el Centro Penitenciario de Asturias, incumplir la orden de alejamiento y comunicación implicaría la comisión de un delito de quebrantamiento. Y no es algo baladí, pues en los últimos años cada vez es más frecuente el ingreso en prisión por saltarse de forma reiterada estas medidas cautelares.

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