Doloroso adiós a la gijonesa de Protección Civil fallecida en León: "Era increíble"

Los compañeros de Inés Sánchez acuden en masa al tanatorio: "La Cabalgata de Reyes va por ella"

El funeral, con los curas de blanco para "recordar su alegría"

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Se les encogía el corazón y les costaba deshacer el nudo de la garganta a los más de 20 voluntarios de la agrupación de Protección Civil de Gijón que ayer, sobre la una y media de la tarde, tras haber acabado sus labores en el Ayuntamiento para la visita de los Reyes Magos, acudieron en masa al tanatorio de Cabueñes para homenajear a Inés Sánchez Sánchez, la joven de 23 que falleció el miércoles en un desgraciado accidente de tráfico en un pueblo de León. "Era una niña increíble", comentaron muchos de los presentes, llegados con los coches de la agrupación para entrar directos a la sala doce y fundirse en un abrazo con los padres de la joven. Unos padres que, ya de tarde, recibieron aún más muestras de apoyo en la iglesia de San Antonio de Padua, la de los Capuchinos. Fue en el templo donde el cura Benjamín Serrano, así como el sacerdote Simón Cortina, director del colegio Corazón de María, donde estudió la víctima, oficiaron el funeral. Los dos religiosos vistieron de blanco, en lugar del tradicional morado, en un homenaje a "la alegría" de la que siempre hacía gala Inés Sánchez.

El ataúd de la joven gijonesa, cubierto con la bandera de Protección Civil y con su gorra, ayer en el funeral en San Antonio de Padua. | M. L.

El ataúd de la joven gijonesa, cubierto con la bandera de Protección Civil y con su gorra, ayer en el funeral en San Antonio de Padua. | M. L. / Pablo Palomo

Los más de 20 voluntarios de Protección Civil estuvieron encabezados por el jefe de la agrupación local, Valentín Cuesta. "El dolor sigue siendo palpitante, pese a que ya hayan pasado algunos días. Ella tenía mucha ilusión por el día de hoy –por la Cabalgata de Reyes–", recordó Cuesta. No iba a ser su primer desfile del cinco de enero, ya que Inés Sánchez llevaba ya tiempo vinculada, al menos dos años, a Protección Civil. Lo había estado en su Gijón natal, pero también en León, donde había vivido algún tiempo y donde tenía aún relaciones. Fruto de esos vínculos había ido el miércoles a una comida en Lorenzana, un pueblo de León, y fue en el camino de regreso a esta ciudad, donde iba a coger el bus de vuelta a Gijón, cuando tuvo el fatal accidente que le costó la vida. Como resultado del choque, ocurrido en kilómetro seis de la CL-623, en el término municipal de Sariegos del Bernesga, hubo otros dos heridos. El conductor del coche en el que viajaba Inés Sánchez y el del vehículo que impactó frontalmente con ellos. Este último ingresó en el Hospital de León, pero pidió el alta voluntaria. La Guardia Civil de León es la que investiga el accidente para esclarecer qué fue lo que sucedió.

La visita al tanatorio fue corta, pero emocionante. "Era una persona muy bella, alguien increíble. Su gran ilusión era ir hoy junto al rey Gaspar. Ella era una de mis niñas", contó Mari Rodríguez, una voluntaria. La otra de sus niñas es Alba Meré, una joven también miembro de Protección Civil, a la que ayer le costaba encontrar las palabras entre las lágrimas. Se abrazaba a Mari Rodríguez, que añadió que "el servicio de hoy –la Cabalgata– va a ir por ella". También estuvo afectado Miguel Gallardo, otro integrante de la agrupación. "La vamos a recordar para siempre. Era una niña muy prestosa", declaró.

Fue en la iglesia de San Antonio de Padua donde a las seis de la tarde se celebró el funeral. El ataúd con los restos mortales de Inés Sánchez quedó cubierto con la bandera de Protección Civil, con su gorra, y con una corona de flores. Otras muchas, entre ellas del Ayuntamiento, reposaban sobre las baldosas del templo. Benjamín Serrano ofició la misa. Su voz se quebró por momentos por el dolor. "Debemos continuar la humilde obra de Inés. Si el mundo estuviera lleno de chicas como ella seguramente no habría guerras, ni habría enfados. Todo sería la alegría de compartir la vida", afirmó un sacerdote que recordó en todo momento los dos grandes rasgos que todos los que la conocieron hallaron en Inés: alegría y vocación por ayudar siempre a los demás. Una gran ovación de todos los presentes sirvió al final del funeral para reconocer estas dos cualidades de la joven.

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