Arcelor asume la comercialización de su escoria tras no renovar el contrato con el Grupo Masaveu

La multinacional siderúrgica se queda con las plantas de granulado instaladas en los dos hornos altos

Tras la grúa, en primer término, parvas de escoria siderúrgica en la ampliación de El Musel, en una imagen de archivo.

Tras la grúa, en primer término, parvas de escoria siderúrgica en la ampliación de El Musel, en una imagen de archivo. / Juan Plaza

M. C.

ArcelorMittal ha asumido la producción y comercialización de granulados de la escoria de sus dos hornos altos en la factoría de Gijón, tras no haber renovado el contrato a largo plazo que había suscrito con el Grupo Masaveu para el aprovechamiento de ese residuo del proceso siderúrgico y que, previo tratamiento para desmenuzarlo, es aprovechable en otros dos sectores industriales, como son el cementero y el del vidrio. Algo esto último más lucrativo que la venta de la escoria tal cual cuaja para otros usos.

El grupo cementero asturiano acometió, a través de una de sus sociedades, la inversión en las plantas de granulado de escoria de ambos hornos altos, que se pusieron en marcha en el año 2007 con la tecnología de tipo INBA, si bien el contrato ya vencido con la siderúrgica para el aprovechamiento de ese subproducto era anterior, al menos de 20 años, según explican las fuentes consultadas. En 1988 el Grupo Masaveu ya había constituido la empresa a través de la que comercializa escorias y realiza distintos tratamientos de la misma: Escorias y Derivados (Edersa).

La toma de control de ese proceso fabril y la comercialización directa de su escoria por parte de Arcelor se produjo ya en abril del año pasado, agregan las mismas fuentes. Un cambio que motivó un ERE de extinción de empleo en empresas que prestaban servicios como subcontratas en las instalaciones cuando las gestionada el Grupo Masaveu. El cambio de manos también llevó aparejado el pago de Arcelor al Grupo Masaveu por los repuestos y materiales para esas instalaciones.

Un producto que se suministra a cementeras de Europa y África y también a fábricas de vidrio

Los dos hornos altos de la factoría de Arcelor en Gijón producen al año más de un millón de toneladas de escoria, que es el residuo que queda cuando se extrae el hierro del mineral que lo contiene en los hornos altos. El hierro fundido que se produce en los hornos altos es lo que se denomina arrabio y por cada tonelada del mismo se generan alrededor de 300 kilos de escoria.

Esa escoria se granula en función de la demanda, siendo habitualmente mayor la proporción de la escoria que se granula para venderla como subproducto de la que no se granula para convertirse en material de obras públicas –es habitual su uso como firme de carreteras, por ejemplo– o edificación o acabar en una escombrera.

La escoria granulada es un producto que adquieren fundamentalmente empresas cementeras para la elaboración de cementos de cola y revocos, pero que también tiene salida como producto intermedio para la fabricación de vidrio, aunque el destino principal es el anterior.

Aunque el negocio ha quedado ahora en manos directamente de la multinacional siderúrgica, el Grupo Masaveu sigue siendo el principal cliente, adquiriendo alrededor del 40% de la escoria granulada que se produce en las instalaciones de ArcelorMittal en Veriña, agregan las mismas fuentes. Es el principal, pero no el único cliente. ArcelorMittal también exporta esa escoria granulada a fábricas de diversos países europeos y también cuenta con clientes en África, agregan las fuentes consultadas. La exportación se realiza a través de buques graneleros, embarcando la mercancía en el puerto de El Musel, en los muelles de la ampliación portuaria.

Además de la demanda de escoria granulada, su producción también depende de la actividad de los hornos altos de Gijón, los cuales están funcionando actualmente a medio rendimiento y con previsiones. Se trata de instalaciones cuyo futuro además está en el aire, en un contexto de descarbonización de la economía. En cuanto se ejecute la inversión prevista en la acería de arco eléctrico, cuya obra empezará esta primavera, es previsible que cierre definitivamente uno de los dos hornos altos de Gijón. El otro podría también acabar cerrando a más largo plazo. La construcción planificada de un nuevo horno de reducción directa de mineral de hierro (DRI) por ahora sigue siendo una incógnita.

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