La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tormenta de ideas

Prince

Del tiempo que ocupan la educación de los hijos y la vida en pareja

Ha muerto Prince. Y yo me he quedado tal cual. O sea, no es que no sienta que se muera alguien tan joven y por lo visto una gran estrella de la canción, del show, pero igual que cuando murió David Bowie e incluso Manolo Tena, que todas las redes se cayeron de nostalgia, yo es que sinceramente no pude llorar su muerte porque casi no los conocía. Verán, es que estamos hablando de la movida de los 80, como veo cada jueves en Cuéntame, y aquí mi costilla y yo nos reímos porque no nos identificamos en absoluto. Justo en los 80, concretamente del 82 al 89, yo estaba pariendo hijos y, claro, luego hay que criarlos. Y eso no se hace, bueno no se hacía, yendo de discotecas, ni escuchando música a todo trapo, porque con tres churumbeles como los míos, que merecían por sus tías los sobrenombres de Damián, el anticristo, etc., pues se pueden imaginar que no estaba una como para ir de concierto a Prince, David o Manolo que en gloria estén.

Me siento rara y mayor cuando veo que muchos de mis amigos (que evidentemente se casaron más tarde y tuvieron hijos más tarde) conocen su música y yo no. Porque yo en aquellos tiempos sólo cantaba nanas y de vez en cuando a voz en grito Ana Belén, o sea música amable, no se fueran a alterar mis vástagos, y es que en aquella época los niños se criaban en casa. Es decir, una no salía de marcha ni con el marido ni con los amigos. No nos íbamos de vinos y dejábamos a los hijos con la máquina sentados en la escalera de cualquier sitio o a la puerta de la sidrería, estábamos dedicados en cuerpo y alma a educarlos.

Recapitulando, he de decir que gracias a mis hermanas podía escaparme con el padre de mis hijos alguna semana en todos esos años, pero que yo recuerde, dos en toda mi vida. Y por supuesto, cuando llegó el tercero, que fue la bomba, ya no nos despegamos de ninguno, yo creo que formamos una sola persona, los cinco pegados literalmente. Pienso que me hubiera gustado disfrutar un poco más, salir alguna noche más, pero la vida era así, y yo no tenía demasiada ayuda y a lo más que aspiraba era a poder dormir una noche entera sin despertarme a las 6 de la mañana para ver amanecer con los dos mayores mientras veíamos Barrio Sésamo grabado, una y otra vez, para que no molestaran al vecino de abajo cuando ambos armaban alguna, lo que hacían continuamente.

Entonces una de mis hermanas me daba la noche libre y nosotros dormíamos ese finde, que era lo único que queríamos. No estaba yo para conciertos. Bueno, a lo que voy es que me siento desfasada, oigan, porque de verdad a lo más que aspiraba era a oír mis vinilos o los CD más tarde mientras atendía a los niños. Hoy todo ha cambiado. No sé si es mejor. Tengo claro que la pareja es importante y disfrutar de ella en soledad, imprescindible. Pero también sé que mis hijos han sido atendidos, educados y criados, trabajando ambos, con mucho miedo y llanto cuando los dejaba con una persona desconocida, pero renunciando a un salario de jornada completa para poder estar más con ellos, que para eso los tuve. Es algo que marca mi vida desde el principio.

Quería tener hijos, pero siempre para poder estar con ellos, llorar y reír con ellos, aguantarlos, desesperarme y saber que estoy haciendo algo grande e importante, lo más importante de mi vida. Por eso ahora me llaman la atención los padres jóvenes. Lo quieren todo y eso es imposible. Salir por la noche, por la tarde a tomar vinos, a conciertos, etc., y ahí tienes a los abuelos y demás parentela ocupándose de los niños, cuando no están hasta las mil con ellos por los bares.

No sé si eso fortalecerá la pareja, pero me da que no, viendo el número de divorcios que aumenta estrepitosamente. Quizás el éxito de una pareja, para que sigan juntos y unidos, cada día más, después de casi 40 años, es el luchar por que cada uno de esos seres que has traído al mundo, sean buenas personas, que sean felices, compartir con él el momento en el que tienen que volar y desear que lo hagan en libertad y luego, ahora, una vez que el nido está un poco vacío, volver a llenarlo de amor junto a aquel que has escogido para compartir tu vida. No obstante, DEP Prince.

Compartir el artículo

stats