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Crítica / Arte

Retratos ausentes

Interrumpida durante dos semanas por los grabados de homenaje a Alejandro Mieres, que presidía un reciente poema dedicado porAntonio Gamoneda, de letra muy bella pero ilegible, "Retratos ausentes" aparece de nuevo en la Casa Natal hasta fin de año. Además de mostrar la riqueza de los fondos del Museo, han escogido retratos de diversas épocas, para que el público pueda apreciar cómo este género pictórico ha sido interpretado a través de distintos lenguajes o estilos. Comentamos alguno de ellos por orden de antigüedad.

1.- Cornelis de Vos ((Hulst 1584? - Amberes 1651) Retrato de Señora y la Magdalena. Hacia 1620. Cornelis de Vos es un pintor flamenco de la primera época barroca, contemporáneo de Rubens y Van Dyck. Sólo que su clientela no era la nobleza sino la alta burguesía¿Dónde está la Magdalena? Pues pintada a grisalla por detrás, como santa patrona. O sea, que estamos ante un tríptico, al que le falta la parte central con una escena religiosa y otra lateral, donde tendría que estar el marido y su santo protector. Fórmula ya algo arcaica en esta época.Alguien ha grabado en el marco un nuevo título: " Lady Russel and child". Madre y niña rezan arrodilladas, mirando al público. Luz difusa entra por una supuesta ventana frente a ellas. El lenguaje barroco está presente en el claroscuro, con gran contraste entre fondo y figura, que alterna con sutilezas de luces y sombras en cofia, gorguera y puñetas. La señora no está maquillada a la manera de hoy en día. Hay un gran realismo matérico, pues el pintor diferencia la piel de la madre y la niña, se percibe la espesura del mantel que cubre el reclinatorio y el libro piadoso tiene también un tratamiento propio. La Magadalena en grisalla que no podemos ver, esconde también un mensaje de Cornelis de Vos, pues grisallas utilizaban sus competidores pictóricos, Rubens y Van Dyck. El mensaje sería: pinto igual de bien que vosotros. Esta obra es parte del legado Lledó-Suárez de 1987, que junto con Julio Paquet, Julia Alcayde, Nicanor Piñole, Ángel García Carrió , Severo Ochoa y otros, han hecho posible este Museo.

2.- George Romney (Lancaster 1734-Westmorland 1802). "Retrato de dama". Entre 1762-1763. Dionisio Fierros (Ballota, Cudillero, 1827-Madrid, 1894). "Figura femenina con fondo de paisaje". Hacia 1850. El diálogo o comparación entre estas dos obras resulta interesante. Romney retrata sobre fondo neutro y no de paisaje natural, como muchas veces hizo. Las referencias neoclásicas de sus modelos, a las que a veces pintaba a la manera de figuras de la mitología greco-latina, están ausentes. La dama inglesa, elegante y refinada, casi nos mira desde arriba. El asturiano ha pintado una mujer más joven, con paisaje añadido. Aún así las dos figuras mantienen un aire romántico común de cierta sensiblería. El romanticismo fue muy temprano en Inglaterra y muy tardío en España. Cuando Dionisio fierros pintó a esta muchacha faltaban diez años para que Bécquer empezara a escribir sus primeras Rimas en Sevilla y treinta para que Rosalía de Castro publicara "A las orillas del Sar".

4.- José Ramón Zaragoza (Cangas de Onís 1874 - Alpedrete, Madrid, 1949). "Caballero en su despacho". 1910. Son muy pocas las obras que tenemos en Asturias de este pintor, padre del escultor Gerardo Zaragoza. Razón de más para fijarse en su manera de pintar. Retrato de un empresario o comerciante, como revela la estatua de Mercurio que se ve sobre su escritorio. Un hombre ya casi anciano, de barba y pelo blanco, piel flácida y vestido a la moda de la época. Tranquilo y orgulloso de su éxito social, ha colocado su sillón en paralelo a la mesa que está frente a la pared, para posar ante el pintor, dejando a un lado los documentos que estaba estudiando, los libros que maneja y consulta.

5.- Nicanor Piñole (Gijón 1878-1978). Retrato de Faustino Prendes. 1916. Todo el mundo sabe que don Nicanor se autorretrataba cinco o seis veces al día. Fue un gran maestro del retrato. Este Faustino Prendes era primo hermano de doña Brígida Rodríguez Prendes, madre de don Nicanor. Naturalidad expresiva y tratamiento de luces que pasa inadvertido, distinguen este retrato, que donó en 2012 al museo la nieta del retratado.

6.- Roberto Fernández Balbuena (Madrid 1891-México DF 1966). Retrato de Teresa Gallego. 1930. La condición de arquitecto del pintor Fdez. Balbuena está presente en este retrato, vistos los arcos, hornacina, sitial y diferentes alturas que enmarcan el retrato de esta joven. Roberto F. B. tuvo varios cargos en Madrid durante la II República y la Guerra Civil. En 1991 se le rindió homenaje en el Reina Sofía conmemorando el centenario de su nacimiento, con obras suyas y de su esposa, Elvira Gascón, también pintora.

7.- Evaristo Valle (Gijón 1873-1951). "La mantilla negra". 1950. Retrato parecido a "La dama de verde", de 1950, pero también comparable a la serie de los palcos, mucho más antigua.

8.- José Luis Suárez Torga (Gijón 1920-La Coruña 1970). Retrato de Tomás Montero Entrialgo. 1954. Singular retrato. Al fondo, puede verse como una cara formada por antena (nariz) emitiendo ondas (arrugas de la frente) entre nubes (ojos), a comparar con el rostro del periodista radiofónico que fue Montero Entrialgo. Pero hay otras ondas en la pared y en el suelo, formadas estas por los típicos azulejos anteriores a la perspectiva. El marco del supuesto cuadro del fondo entra a formar parte del cuerpo del retratado, que parece estar sentado sobre una silla, cuyo respaldo a la vez abraza. Suárez Torga, artista del todo autodidacta, se inició en la pintura bajo Florentino Soria. Y aquí parece inspirarse en Fernand Leger o en Robert Delaunay.

9.- Orlando Pelayo (Gijón, 1910-Oviedo, 1990). Retratos de Albert Camus y Jean Grenier. 1955. Entre brochazos nostálgicos de tierras de España, como la obra "Asturias en el recuerdo" (1959), emergen las figuras de Albert Camus y su maestro Jean Grenier, a quienes conoció y tratóen Argel. Uno de los retratos más atrevidos de esta exposición. Son varios los homenajes recibidos por Orlando Pelayo en Gijón y muy amplia la donación de obra que hizo al Museo de Bellas Artes en 1987. Fijarse en su "Menina" en bronce del Aeropuerto de Ranón.

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