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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Otra prueba de inutilidad

Un gobierno local incapaz de terminar alguna obra de saneamiento

Es como si en nuestra pizpireta villa marinera nunca hubieran caído fuertes chaparrones que colmataran los conductos de saneamiento y que hicieran que rebosaran los aliviaderos, como si el el pequeño río Piles se convirtiera en una torrentera que dejase las aguas de la bahía hechas unos zorros, con su feo tono marronáceo, sus espumas raras, sus objetos flotantes y demás consecuencias de la avenida de las aguas. Pero ahora, cuando llueve, se buscan responsables. Cierto que el actual gobierno municipal moriyonista ha hecho poco o nada, como en tantas otras cosas, por el saneamiento de la ciudad y que los planificados pozos de tormentas tanto del parque de los Hermanos Castro como del Arbeyal hayan sufrido un parón de años. Pero que la playa se vuelva anormal tras una avenida de agua a causa de la abundante lluvia es de lo más normal. Para los que llevamos ya unas cuantas décadas contemplando la playa es cosa normal que no debe alarmar: el agua volverá a su estado natural reflejando el azul cuando el cielo así lo esté o el gris cuando le toque estar encapotado. Tranquilos por este lado.

Antes de que el Ayuntamiento solucionara el asunto de los colectores del arroyo Cutis, se inundaba la zona de la Puerta de la villa y la foto aparecía en la primera de nuestros periódicos locales al día siguiente. Un invierno, hasta se vio la imagen de una señora en una lancha de goma, ayudada a cruzar la pequeña laguna formada por los bomberos. Solucionado este problema fueron apareciendo otros como en el más reciente barrio de Viesques o en la calle Brasil al otro lado de la ciudad. Ahí sí que hay que colocar el aguijón a las inoperantes huestes de la caritativa cirujana -que, por cierto, todavía anda por los juzgados en pleitos con sus antiguos socios-, incapaces de sacar delante de una vez y dejar en funcionamiento el pozo de tormentas del Arbeyal que evitará las inundaciones en La Calzada en cuanto caen cuatro gotas de más; es decir, se conoce el problema, pero no se implementan las soluciones. El destino de más de uno de estos concejales foristas, o de todo el grupo completo, es el de ser retirados a un cotolengo en cuanto termine este mandato, porque su actuación no ha podido ser más nefasta. Y junto con ellos los del Podeos con corriente que los colocaron ahí y los han venido ayudando a no hacer nada para que la ciudad avance. Y, ahora, que no nos vengan con la cantinela de que el asunto de la calidad de las aguas es competencia de la administración regional y bla, bla, bla.

Otra cosa es que para acometer la construcción de grandes obras de saneamiento sea necesaria la manteca en abundancia, pero no es menos cierto que es responsabilidad de los gobernantes municipales realizar las necesarias gestiones para obtener los suficientes fondos, finalistas o no, que permitan realizar esas obras. Otra prueba más que nuestra villa y su concejo está gobernada a la luz y en la sombra por peligrosos inútiles.

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