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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Sentimiento y sensibilidad

El jubiloso mantenimiento del kiosco en los Jardines de la Reina

Cuando hay sensibilidad y buenas prácticas en el manejo de los asuntos públicos, las cosas suelen tener arreglo. Lo ha demostrado Laureano Lourido, presidente portuario gijonés que no esperó ni cuatro días a escuchar las voces alarmadas que se levantaron en esta villa marinera atenta a todo al enterarse de que desparecía el kiosco de los Jardines de la Reina. Bueno, pues ya hay kiosco de nuevo, aunque desplazado unos metros de su actual ubicación y en funcionamiento en cuanto terminen las obras de remodelación de esa pequeña zona verde junto al puerto deportivo, antaño dársena interior del viejo puerto comercial local. Hay que agradecer que estuvieran atentos tanto el director Barettino como el presidente Lourido a los llamamientos ciudadanos. Muy bien hecho. Falta un trámite municipal: esperemos que los munícipes estén a la altura de las circunstancias y aprueben la jugada.

Otro asunto es el del trámite de la concesión: quien actualmente la explota, que ya era subarrendador de la concesión, tendrá que entrar en competencia en el concurso público que sin duda se establecerá. Por cierto, para que la actuación sea redonda existen dos cuestiones importantes: que la duración de la concesión sea lo suficientemente larga y que el precio de salida del concurso esté dentro de unos límites de moderación que atiendan a la baja rentabilidad de la venta de publicaciones hoy en día. De momento, la mayor se ha resuelto de forma conveniente. Es menester agradecer las dosis de buen sentimiento de los responsables de una rectificación valiente y muy deseada.

Despedíamos el otro día al concejal socialista César González -por cierto, disculpas por la confusión del apellido- que anunciaba su renuncia a continuar en la gestión pública y hacerse a un lado. Sin que pasara una semana, otra concejala del grupo socialista, Lara Martínez, anuncia idéntica situación. Y las causas de esta retirada sin ni tan siquiera hacer valer sus méritos a la hora de figurar en la lista electoral al Ayuntamiento por su formación política son los mismos prácticamente que los de César González: la falta de sintonía con los actuales órganos rectores del PSOE en todos sus niveles, del federal al local, pasando por el regional. La inteligencia y buen hacer de Lara Martínez quedan ahí para quien, objetivamente, quiera reconocerlo y precisamente por estas características uno aventura su desapego a seguir. Lo más probable es que de todos los que ahora se sientan en la bancada socialista municipal apenas queden dos, sino tan sólo uno, fanático público y confeso del sanchismo rampante, procedente del antiguo sector socialminero. Puede decirse que habrá una escabechina en los escaños socialistas consistoriales gijoneses, pero curiosamente, por ausencia de continuar de los actuales. La candidata, Ana González, lo tendrá muy difícil para poder presumir de una candidatura mezcla de experiencia y savia nueva. Prácticamente, todos serán nuevos y medio PSOE local no estará representado en el Ayuntamiento. Extraña situación cuando hasta ahora se venían guardando escrupulosamente las representaciones de las familias presentes en la organización. Se mantendrá el criterio de la cremallera en cuanto a género y pare usted de contar; al ser mujer la número uno, el dos será hombre y así sucesivamente: necesitarán suerte para mantener su actual número de escaños, pero eso son ya otros lópeces de más enjundia.

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