Gijón abre 2021 tras la concesión de la licencia municipal de obras para la primera fase de la ampliación del Hospital Universitario de Cabueñes, uno de los proyectos más trascendentales para la ciudad y para el sistema sanitario asturiano durante los próximos años. El permiso, adelantado por LA NUEVA ESPAÑA, llega tras décadas de debate en torno a la falta de espacio en el complejo de referencia para el concejo, Villaviciosa y Carreño, y un lustro después de que se presentara la última versión del ambicioso plan, después modificada. Y en paralelo a la aprobación de los Presupuestos autonómicos para este ejercicio, que destinan 3,5 millones de euros para esos trabajos iniciales. Es el pistoletazo de salida a una magna operación, desde el punto de vista técnico, social y hasta económico, que llevará tiempo culminar, pero que no se podía retrasar por más tiempo, tal y como coinciden gestores y personal. La génesis de la construcción se realizará, si todo va según lo previsto y con casi toda probabilidad, con la pandemia por coronavirus aún sin pleno control, lo que añade un plus de dificultad logística, que obligará a los profesionales del centro a incrementar sus esfuerzos de adaptación. En torno a este gran paso, solo cabe pedir unidad política y una estrecha colaboración entre todas las partes implicadas.

La ampliación de Cabueñes está diseñada en dos fases y llevará, sobre la mesa, más de cuatro años ejecutarla. Es una vieja reivindicación de la comunidad sanitaria gijonesa porque algunos servicios del centro se han quedado pequeños y otros, anticuados. Y también es una repetida promesa por parte de sucesivos gobiernos autonómicos, que han ido posponiendo su puesta en marcha, a pesar de que ha llegado a estar presupuestada, por diferentes motivos: la concentración de recursos en la construcción del nuevo HUCA, las crisis económicas y, en última instancia, el fuerte impacto del coronavirus (se llegó a anunciar el inicio de las obras para 2020). La propia alcaldesa de la ciudad, Ana González, aseguró que es una “deuda” pendiente de su partido, el PSOE, y que hará todo lo posible para saldarla a lo largo de este mandato.

El Ayuntamiento cedió en julio al Principado una de las parcelas necesarias para acometer la ampliación y ahora da el paso definitivo con la licencia de obras. La pelota queda en el tejado del Ejecutivo autonómico, que también parece decidido a no dejar pasar ni un minuto más. La primera fase, de dos años de duración y que costará 55 millones de euros, conllevará la construcción de un nuevo edificio, que alcanzará después los 77 millones con los equipamientos. La segunda, de otros dos años largos, consistirá en la reforma del bloque actual, con una inversión de unos 25 millones. Entre una y otra, se derribará casi por completo la zona de consultas y se levantarán nuevas infraestructuras, como un aparcamiento de tres plantas. El hospital contará al finalizar con 550 camas (frente a las 435 actuales) y con 20 quirófanos, cuatro más.

Estos números no dejan lugar a debate sobre la trascendencia de una obra vital para mejorar las prestaciones sanitarias de los gijoneses. Una operación que bajo ningún concepto debe padecer más retrasos ni generar nuevos enfrentamientos. Es necesaria y urgente.