A comienzos de marzo del año 1909 fue noticia en Gijón el descubrimiento de una clínica clandestina en la calle del Velódromo que situaríamos en el Gijón actual en las cercanías del Museo Piñole. Estaba regentada por un curandero de nombre Gaspar que engañaba a “ingenuos faltos de salud con sus ungüentos y plantas que sólo él conoce”. Cuenta “El Noroeste” que la policía descubrió junto a botellas con líquidos rojos y azules “varias oleografias de Cristo en la agonía”.
En febrero de 1916 el mismo diario (que había sido muy combativo con un falso médico ejerciente en Gijón y llamado José Martínez-Hidalgo y Langa) se congratulaba de la prisión sin fianza a la que había sido condenado el impostor por el ejercicio ilegal de la profesión médica “poco antes de que intentara coger rumbo a América”. Lo cierto es que en Madrid sí que ejercía su profesión, dice el diario “con gran respeto y simpatía”, el verdadero doctor Martínez-Hidalgo y Langa.
Por otra parte, resultaba llamativo un hombre que se hacía llamar Mister Yvo “especialista en la vista” que solía pasar consulta durante julio y agosto en el Hotel Malet, en la calle Corrida. Por ejemplo, vemos su anuncio en la prensa local del 27 de julio de 1918. Él decía estar titulado en Optometría en la Philadelphia Optical Collage de Estados Unidos: “Se gradúa gratuitamente la vista. Muchos padecen miopía, astigmatismo, vista cansada y sufren dolores de cabeza y mareos porque negligen de mejorar en la vista. No son medicamentos, que son casi siempre perjudiciales. Lo que necesitan son cristales apropiados a su estado visual. Se cura sin tocar los ojos”.
No tenemos noticia que hubieran visitado Gijón pero sí Infiesto unos “curanderos chinos” que, según el diario ovetense “El Carbayón” del 22 de enero de 1912, causaron impacto en el mercado de Infiesto dedicándose a extraer muelas y “sacar gusanos de los ojos enfermos”. El diario hablaba de timo y que los chinos hicieron su agosto cobrando una peseta a cada cliente.
