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JC Herrero

Del río Piles al Pilón y la pila de carbón

Sobre la práctica deportiva en el principal cauce de la ciudad

A los de Gijón nos llaman "culomoyaos" no por los ríos que vierten al mar sino por el mar, mismamente.

Cuando antaño había que mojarse vestidos de sábana, bañistas del "sábanu" entraban pudorosos al baño medicinal de olas, carquexia o alga, este trapo empapado delataba muslos, de ahí el apelativo permeable calando hasta el trasero. Esta práctica la hacían turistas, lo del culo no ye nuestro.

A ver cómo convencemos a los visitantes de ahora que la recidiva arena negra de San Lorenzo no es volcánica, o sea que no están en Tenerife norte veraneando, que el negro arena es carbón puro y duro.

Esta contaminación hullera la vendemos a trágala del "Castillo de Salas". Es más, acabará siendo una oportunidad con la vuelta al carbón que impone Rusia, mientras da caña nosotros a atizar las cocinas como antes.

Regresaremos al arenal de San Lorenzo con calderos a la "güeta" del invierno de 1986 cuando un capitán frenó con la quilla su granelero volcando mineral; más de un gijonés acudimos a pillar carbón como si fuesen oricios, los que vendían a paladas frente la plaza el pescao, hoy edificio municipal. No nos queden ni oricios, que esa es otra.

De ahí viene lo de "está todo el pescado vendido", lo agradable que era entamarla con pescaderas de la plaza. ¿Dónde vas a parar con la actual oficina de atención ciudadana, tan de cita previa? No hay color.

De aquellos polvos, estos lodos del buenismo político empeñado en judicializar el uso deportivo del río Piles, como si la piragua contaminase.

Esta perspectiva unidimensional del este de Gijón es sacudida por las continuas sentencias dejando al garete postulados municipales sobre la contaminación eutrófica del Piles, mira que hubo ganaderías en su curso al este del edén, incluidos estériles que duermen el sueño injusto al pie del pozo minero. ¿Alguien mira para el Oeste, en la ría de Aboño?. Pues no.

Antes de tanta pirámide hullera había fluoruros, y antes había una corriente fluvial cargada de nutrientes para la fauna marina que rodea punta del Orrio, ahora no esguilan ni los merucos. A ver qué comen les furagañes, no hay ni llámpares.

La prueba del algodón para la municipalidad, Costas y Confederación Hidrográfica del Cantábrico está en recuperar el tránsito de la anguila entre el mar y ríos.

Cuando embarrancó el Castillo de Salas todavía pescábamos angula para las navidades de 1986, esto es un hecho. Luego los archivos deben consultarse a ver qué hicimos desde entonces.

Estamos seguros que la práctica deportiva de miles de socios del Real Grupo de Cultura Covadonga es compatible con la recuperación de la anguila para el río Piles, su ciclo oceánico, ese será el triunfo al este del edén, de estas tres patas del sistema: Ayuntamiento, Confederación y Costas.

Como la angula no ye boba y se guía por las corrientes, estos tres estamentos deben sumarse a la corriente pedagógica de Bronfenbrenner.

Educación y ecología se funden para visualizar la correlación entre un macrosistema: las grandes transformaciones en el puerto de El Musel, con un microsistema de ríos tan humildes como Piles o Pilón, todo está en esa envolvente sistémico-ecológica, no hay más. A ver si tien la culpa una piragua que no llegue la angula al Piles.

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