Opinión | Palabras con silencios

Fecha fija para la Pascua de Resurrección

Una cuestión que podría abordarse de nuevo en 2025

La Semana Santa de este año estuvo muy pasada por agua en toda la Península. La lluvia impidió la salida de miles de procesiones en las ciudades y pueblos españoles. Para algunos les ha costado lágrimas, para muchos una decepción. El agua era más que necesaria en la mayor parte de las regiones. Sin duda, fue una bendición. Pero esta circunstancia, al caer pronto la Pascua, ha vuelto a poner en primer plano una cuestión que ya se planteó durante la celebración del Vaticano II: la necesidad de unificar para todos los cristianos (católicos, protestantes y ortodoxos: 2.700 m. de habitantes) la fecha de la celebración en el mismo día del Domingo de Resurrección. Hoy es distinta. Y la cuestión no es baladí por lo que se celebra: el acontecimiento que da origen y razón de ser al cristianismo, la conmemoración de la Resurrección de Jesucristo, el domingo de los domingos, la fiesta más importante del todo el calendario litúrgico. Es un antitestimonio festejarlo en días distintos.

Tuvo problemas desde su comienzo. Por eso hubo que tratarlo en el primer Concilio después de la paz de Constantino, el de Nicea del año 325. En él se estableció para toda la cristiandad que la Pascua se debe celebrar el domingo siguiente a la luna llena después del equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Esto provoca que pueda variar entre el 22 de marzo y el 25 de abril. La razón de la divergencia actual está en el cambio del calendario Juliano (de Julio Cesar) que rigió del año 46 a. C., por el calendario gregoriano (del papa Gregorio XIII) el año 1582, que corrigió errores eliminando 10 días (del 5 al 14 de octubre) y estableciendo las regla de los bisiestos. Fue adoptado por los estados católicos, menos Inglaterra que lo hizo 1752. No lo admitieron los ortodoxos que siguieron con el juliano.

La cuestión de la unidad de los cristianos es fundamental. Fue uno de los motivos por el que Juan XXIII convocó el Concilio. Pablo VI apuntó la posibilidad de lograr que la Pascua se celebrase en mismo día. Pero las cuestiones ecuménicas son vidriosas aunque sigamos al mismo Jesucristo y nos urja la fraternidad. Quedó latente y llegó a debatirse en el Consejo Mundial de las Iglesias en 1997, proponiendo la Iglesia Siríaca el segundo domingo de abril. La importante iglesia rusa lo rechazó.

Francisco ha vuelto a plantearlo en junio de 2015 con respuesta positiva de todos, excepto Moscú. A pesar de ello, parece posible que, con motivo de los 1.700 años del concilio de Nicea, el próximo año 2025 (Año Santo), se dé el paso a una misma fecha de Pascua, el segundo o tercer domingo de abril, prescindiendo del patriarca Kirill tan posicionado con Putin en la guerra con Ucrania. Es más importante lo que se celebra que la fecha en que se celebra. La Pascua, piedra angular, requiere unidad.

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