Opinión

Pan y circo

Las noticias frívolas son más propensas a recibir atención que los asuntos serios

El pasado domingo en LA NUEVA ESPAÑA leía un artículo de Maria Calvo, presidenta de FADE, que definía muy bien la situación real de Asturias en términos laborales y argumentaba con datos una conclusión: "En nuestra región cada día solo acude a su puesto de trabajo uno de cada cuatro asturianos".

Conclusión que me dejó preocupada y dónde considero que hay que poner el foco con un buen planteamiento en políticas de desarrollo económico para mejorar esta situación y no quedarnos a la cola de España.

Pero lo que verdaderamente me deja perpleja son los tiempos en los que vivimos, una era donde la información instantánea y la interconexión digital ha conseguido que la atención de la sociedad se haya desviado hacia temas superficiales y efímeros en lugar de centrarse en cuestiones fundamentales para el crecimiento social y económico. En lugar de dedicar tiempo y energía a entender los desafíos actuales, muchos se sumergen en un mar de noticias banales sobre celebridades, chismes y entretenimiento. Y no hay más que detenerse en las noticias que se convierten en virales y que consiguen acumular cientos de comentarios para darse cuenta de lo alejados que estamos de la situación real que en la que vivimos.

Esta tendencia puede ser atribuida a diversos factores. Entre ellos, la sobrecarga de información en el mundo digital que nos ha llevado a una disminución en la capacidad de atención y a un aumento en la preferencia por contenido fácilmente consumible y entretenido.

Queda demostrado que las noticias frívolas son más propensas a recibir atención que los asuntos serios. Tan serios como las guerras, los entramados financieros, las tensiones políticas... que hacen que muchos ciudadanos se sientan abrumados y prefieran evadirse de ellos buscando distracciones más agradables. Esta actitud puede ser alimentada por una sensación de impotencia ante los grandes problemas y una falta de confianza en su capacidad para influir en ellos.

Sin embargo, esta desviación hacia lo trivial tiene consecuencias significativas y la sociedad corre el riesgo de perder oportunidades de crecimiento y desarrollo. La falta de interés en los asuntos realmente importantes puede llevar a condenar a un país en el que sus gobernantes, que muchas veces no persiguen más que el aborregamiento, toman decisiones ineficientes o incluso perjudiciales que impactan negativamente en el bienestar de todos.

Es necesario que los medios de comunicación y las plataformas digitales prioricen la calidad sobre la cantidad, y que, aunque los temas verdaderamente serios no interesen y no conlleven un entretenimiento, se deben hacer participativos para construir una sociedad más consciente y comprometida.

Y sí, quizás no me importe demasiado que hayan cerrado la playa a los perros, pero no me condenen por ello.

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