El rugby moscón culminó un Seven histórico con una cena de despedida para un millar de personas: "Esto es un lujo"

Los monitores de ajedrez mostraron la técnica del "pasapiezas" a los participantes en el Trofeo Internacional del Principado

Á. Rodríguez

El fervor de los moscones por el deporte es de sobra conocido. Y así quedó constatado esta Semana Santa, con el sinfín de actividades y disciplinas que se pudieron disfrutar en la localidad. Este año, además, Villa Europea del Deporte. Del baloncesto al fútbol, pasando por el ya imprescindible Seven de Rugby, Grado contó también con maestros y alumnos de ajedrez, que hicieron escuela, viernes y sábado, en La Panera.

Alrededor de una veintena de jugadores participaron de los talleres que se organizaron, para todos los niveles, alrededor del Trofeo Internacional de Ajedrez del Principado. "Hicimos dos grupos y, entre otras cosas, les enseñamos una modalidad diferente que se conoce como ‘pasapiezas’. También los juntamos para ponerles un corto sobre el ajedrez y, la verdad, es que estamos contentos con la afluencia", destaca Jesús Solís, uno de los monitores de la Escuela Deportiva de Ajedrez de Grado. 

Alumnado de los talleres de ajedrez en La Panera durante el visinado de un cortometraje sobre la disciplina

Alumnado de los talleres de ajedrez en La Panera durante el visinado de un cortometraje sobre la disciplina / LNE

De reciente creación, la escuela aborda el deporte desde perspectivas integrales que motiven al alumno. "Hacemos clases diferentes o preparación psicológica para torneos, por ejemplo, aunque haya gente que solo venga para divertirse… al alumnado le ponemos acertijos o trucos para aprender, pero no los llamamos problemas", explica Solís.

En La Panera se celebraran los talleres (con torneo propio y premios para todos) durante la mañana y, también, la competición oficial. "Ayer tuvimos la partida más larga hasta el momento, de casi cinco horas", destaca Solís. 

Con todas sus diferencias, en la práctica deportiva y la técnica, la filosofía del ajedrez y el rugby comulgan en territorio moscón. Divertirse, aprender y hacer comunidad son los principios por los que se dirigen ambas escuelas. "No hay otra forma de verlo para nosotros", sostiene José Luis Lorenzo, Bobes, presidente de El Pilier. 

Su evento estrella, el Seven de Rugby, cerró ayer su vigesimonovena edición por todo lo alto, tras días de acampada, miles de implicados, pasión por el deporte y, sobre todo, camaradería. "Aunque ya estamos acostumbrados a realizarlo, son días de tensión, porque quieres que salga todo bien, incluyendo la cena para más de mil personas en el recinto ferial", señalaba ayer por la tarde el presidente del club moscón. 

Instante de las finales del torno Seven de Rugby en Grado

Instante de las finales del torno Seven de Rugby en Grado / LNE

Además de la multitudinaria paella del jueves, no faltó bollo de chorizo a pie de campo.Todo el que pasó por el Seven quedó contento, con una "organización de lujo", aseguraron visitantes. "Estamos contentos, la verdad. Hay equipos que vienen ya desde hace años. Por ejemplo, las Abellonas cumplían diez años viniendo desde Galicia. Y les regalamos un ramo de flores en el campo. Esto es un club muy modesto, pero muy familiar. Los equipos van a muchos torneos pero como este no hay. El Seven no lo organiza una empresa privada, solo tenemos contratado externo la seguridad privada en el instituto y la limpieza”, destaca Bobes, enfatizando el carácter familiar del famoso Seven de Grado. 

El Pilier y sus integrantes organizaron la cena para más de mil personas

El Pilier y sus integrantes organizaron la cena para más de mil personas / LNE