Los escolares de Grado aprenden a prevenir el acoso mediante la inteligencia emocional

Saber reconocer las emociones propias, prestarles atención y tener en cuenta las emociones de los compañeros no es poca tarea. Ni para los adultos ni para los escolares de cuarto curso de Primaria del Colegio Bernardo Gurdiel de Grado. Los alumnos participan estos meses en el programa de prevención del acoso y el ciberacoso promovido por el Ayuntamiento.

En concreto, se trata de una iniciativa de la Concejalía de Sanidad, dentro del Plan municipal de Promoción de la Salud y Bienestar de la Comunidad. "Recogiendo la problemática actual con el acoso y el bullying, tratamos con los chavales que tienen más riesgo. Y, en general, con todos ellos organizamos intervenciones a lo largo del curso para diferentes grupos de edad", explica la concejala del àrea, Marta Pravia.

Antes denominado Plan municipal sobre drogas, el programa del Ayuntamiento para trabajar con los menores del concejo mantiene esa esencia e incluye nuevos abordajes y perspectivas adaptadas a los tiempos. "Se refuerzan y trabajan las habilidades sociales, por ejemplo, en la prevención de consumo de drogas. Si refuerzas la autoestima de un chaval, también previenes de esa manera el consumo", apunta Pravia. Por el momento, los escolares del colegio Bernardo Gurdiel ya han disfrutado de varias sesiones con una de las educadoras de Branque Asociación Cultural, Navia De la Torre. "El objetivo de las prácticas es sentar las bases de lo que es una buena convivencia y también, muchas veces, aclarar conceptos que no siempre están bien entendidos", detalla la experta.

"Damos por hecho que saben definir determinados conceptos. Por ejemplo, lo que es la violencia, y muchas veces no es así. El taller que damos en Branque Asociación Cultural se llama ‘Conviviendo’, y trabajamos mucho la inteligencia emocional. A partir de ahí, si en cada curso hay algún tema o problemática de fondo concreto, vamos centrando los talleres hasta llegar a ese punto", explica De la Torre.

Ella y sus compañeras llegan a diferentes centros educativos de la región, como los de Mieres, Vegadeo y Villayón, entre otros. Su labor no es sencilla pero merece la pena: que los jóvenes interioricen la necesidad de tener un ambiente seguro en clase, donde la comunicación sea el motor de las relaciones saludables.