Ciudad del Cabo

La ola de violencia contra los inmigrantes africanos en Sudáfrica se ha extendido ya a Ciudad del Cabo, segunda urbe del país, mientras las naciones de origen, sobre todo Zimbabue, han comenzado a evacuar a sus ciudadanos que desean abandonar Sudáfrica.

Entre tanto, el director de la Agencia Nacional de Inteligencia, Manala Manzini, acusó a personas vinculadas con el extinto régimen del «apartheid» de avivar la violencia.

Al menos 42 personas han muerto y más de 25.000 se han visto obligadas a huir de sus hogares durante los doce días de ataques perpetrados por turbas que acusan a los inmigrantes de «robar» sus trabajos y fomentar la criminalidad.

El Gobierno sudafricano ha sido objeto de críticas por su lenta reacción ante la violencia, que surgió en un suburbio de Johannesburgo el pasado día 11, y por no afrontar la situación de pobreza, que ha sido identificada por muchos como la causa del derramamiento de sangre. Sin embargo, el responsable de Inteligencia dijo a «Reuters» que personas relacionadas con el «apartheid» están instigando la violencia. «Definitivamente hay una tercera mano implicada. Hay un esfuerzo deliberado, orquestado, bien planeado», indicó.

Mozambique indicó que más de 13.000 inmigrantes y sus familias han abandonado Sudáfrica desde que estalló la violencia, y el número de desplazados de Zimbabue supera los 17.000.