Oviedo / Santiago,

L. MUÑIZ / Agencias

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, fue escrutado por la Embajada de Estados Unidos en Santiago desde que empezó a perfilarse como el mejor situado para suceder a Michelle Bachelet. Y, según revelan los cables filtrados por Wikileaks, algunos de los calificativos que le dedicaban entonces los diplomáticos norteamericanos eran de todo menos amables: «Tenaz y competitivo, maneja tanto sus negocios como su política hasta los límites de la ley y la ética».

Como ya ha tenido que hacer en multitud de ocasiones en las últimas semanas, el servicio exterior de EE UU pidió ayer excusas. No es para menos: en al menos dos telegramas enviados a Washington por la segunda de a bordo de la legación, Carol Urban, en 2008 y 2009, el mandatario de orígenes asturianos es visto como un «hombre de negocios competitivo y político que tiende a tomar riesgos» y que «ha estado vinculado en el pasado a un número de cuestionables acciones sobre sus negocios».

La opinión de Washington sobre Piñera cambió de la noche a la mañana después de su triunfo en las elecciones de diciembre de 2009 (segunda vuelta en enero de este año). Pasó de «forzar los límites de su política y sus negocios» a ser conocido como un trabajador infatigable, «inteligente y decidido»; tanto como para dirigir el rescate de los 33 trabajadores atrapados en la mina San José, la operación que el pasado septiembre le dio fama mundial.

Sin embargo, antes de ese éxito, la Embajada norteamericana se había fijado en un par de operaciones de otro tipo; operaciones «como prestar dinero a empresas ficticias», que «parecen cruzar claramente la línea de la incorrección legal», señala uno de los cables filtrados y dados a conocer ayer por «El País».

Se trata de un informe que Urban envió a la sede del Departamento de Estado en octubre de 2009. En él se reseña un oscuro episodio ocurrido en 2006, cuando Piñera estaba al frente de la aerolínea LAN y compró tres millones de acciones de la compañía gracias a un informe al que nadie había tenido aún acceso.

O como el período en que presidió el Banco de Talca (1979-1980), que concedió -siempre según la redactora del cable- «muchos créditos arriesgados, que inicialmente generaban apreciables beneficios, pero finalmente llevaron a la bancarrota». La Embajada acusaba entonces a Piñera de crear «docenas de falsas compañías», otorgarles «créditos del banco» y usar después el dinero «para comprar más acciones del banco». Ayer, sin embargo, el embajador de EE UU en Chile, Alejandro Wolff, dijo que su país «tiene la más alta opinión y un gran respeto y admiración por el presidente Sebastián Piñera».