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Natalia combate la angustia por la guerra en su país recogiendo ayuda en Candás: “Necesitaba hacer algo”

“No sé cómo pueden aguantar”, afirma la ucraniana, que tiene a su familia sitiada en Jersón

Natalia Buhyyenko. | B. G.

Natalia Buhyyenko es natural de la ciudad ucraniana de Jersón, pero lleva 18 años viviendo en Candás. Tras la invasión de su país, el sentimiento de angustia se apoderó de ella, ya que tiene a toda su familia allí, pero rápidamente se impuso la entereza. En el afán por contribuir desde la distancia, se puso a organizar junto a un buen puñado de vecinos la recogida de material en Candás: “Necesitaba hacer algo”. Este miércoles leyó un manifiesto en el Ayuntamiento, en una concentración de apoyo al pueblo ucraniano.

Natalia vive con agonía desde la distancia el avance de una guerra que tiene sitiada a su familia y a la de su marido en la ciudad de Jersón, un enclave estratégico a orillas del Mar Negro, un complicado lugar de paso para el armamento ruso entre Odesa y Crimea. De momento, han optado por quedarse, ante la imposibilidad de escapar: “Tengo allí a mi hermana y a mis padres y mi marido a su hermana, sus padres, primos, sobrinos... Todos. De momento se quedan. La ciudad está rodeada y no pueden salir ni entrar, porque están rodeados de rusos”. Y habla de las principales carencias que empieza a haber: “Falta comida. Se dice que hay corredores verdes para que lleguen suministros y es mentira. No hay, no dejan entrar la comida. Faltan comida y medicamentos”.

Natalia lleva 18 años en Carreño, pero no pierde el acento. Se comunica varias veces al día con su familia, “aunque a veces falla la comunicación y da miedo. Hablo con mi familia dos veces al día con cada uno. En Jersón bombardearon en los alrededores todo, todos los pueblos están bombardeados. La gente está escondida bajo tierra y solo salen a por comida. Hace muchísimo frío y no sé cómo pueden aguantar”.

Da la sensación de que el paso del tiempo será el que ponga fin a la pesadilla, esperando que pronto acabe el conflicto: “En Jersón la gente tiene mucho valor. Hay manifestaciones, sale gente a la calle a pedir a los rusos que se vayan”. Se muestra con una serenidad y una entereza apabullantes, pero la procesión va por dentro: “Desde aquí lo vivo mal. Muy, muy mal”...

Perlora se ofrece

La Asociación de Vecinos de Perlora “Río Espasa”, mientras tanto, propuso al Ayuntamiento de Carreño una idea que fue recogida con gusto por el consistorio, que la Ciudad Residencial de Perlora fuera utilizada como lugar de acogida fr refugiados ucranianos, algo que ya sucedió durante la Guerra de los Balcanes con los bosnios. El Ayuntamiento ha puesto la iniciativa en conocimiento de la Dirección General de Patrimonio.

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