Metrohm DropSens, con sede en Llanera, participa en un programa europeo para desarrollar circuitos impresos más ecológicos

Metrohm DropSens, con sede en el Parque Tecnológico de Asturias, en Llanera, participa en un programa europeo para desarrollar circuitos impresos más ecológicos. En el proyecto están implicados 4 centros de investigación y varias empresas.

Dropsens se dedica al desarrollo y fabricación de sensores electroquímicos con gran potencial en aplicaciones para la detección en campos como la salud, el medio ambiente o el campo industrial. Este proyecto al que se une se llama “Sustain a print” (SaP) y con él se espera avanzar en lo que respecta a la incorporación de materiales y procesos más sostenibles en la fabricación de dispositivos electrónicos, mejorando su reciclado y biodegradación.

"Su principal objetivo es abrir nuevas rutas en el ciclo de vida de los circuitos impresos, implementando criterios de sostenibilidad y diseño seguro desde la elección de los materiales, tintas y adhesivos a utilizar hasta el tratamiento de los dispositivos al final de su vida útil, sin olvidar el desarrollo de métodos de impresión digital", explican desde el Parque Tecnológico. Se buscará asimismo mejorar la formulación de las tintas para "alcanzar el equilibrio entre efectividad, escalabilidad, impacto ambiental y posibilidades de reciclaje"-

El proyecto “Sustain a print” (SaP) está enmarcado en el programa Horizonte Europa y cuenta con un presupuesto de cuatro millones de euros. La participación de la compañía con sede en Llanera tiene que ver "con la validación de los biosensores de un solo uso en los que se incorporarán sustratos biodegradables basados en bioplásticos o celulosa, biomateriales dieléctricos y conductores biodegradables, materiales asequibles de altas prestaciones y procesos que economicen materiales basados en el reciclaje de oro y plata o alternativas bio".

Metrohm DropSens ha estado vinculada en sus orígenes al Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) del Parque Tecnológico y ha obtenido diversos reconocimientos por su carácter innovador como los sellos de EIBT y de Pyme innovadora, llegando incluso a ganar el Premio de Innovación del IDEPA en 2018. Creada en 2006 como spin off de la Universidad de Oviedo, en 2010 se trasladó a la bioincubadora que el Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) y una vez requirió de la ampliación de sus instalaciones se fue, en 2020, al Vivero de Ciencias de la Salud. Regresó luego al Parque Tecnológico y su trayectoria es puesta como uno de los ejemplos de éxito de las empresas de base tecnológica del Principado que han recibido impulso con apoyo de los organismos de promoción económica autonómica.