En La Morgal hay fiestón del Boombastic gracias a 900 currantes

El macrofestival de Llanera cierra con Bizarrap tres días de diversión musical que no hubiesen sido posibles sin los empleados del recinto: "Son muchas horas, pero se pasa muy bien"

VÍDEO: Los trabajadores hablan en el último día del Boombastic Asturias: "Aunque estás trabajando, no se hace pesado"

Nuria M. Morán

Marta Cercadillo / Jorge Lay

Aunque no se subieron al escenario, como Quevedo, Duki o Bizarrap, ellos también fueron protagonistas en La Morgal. Sin música, sin coreografías, sin luces y sin espectáculo, los 900 trabajadores del Boombastic brillaron durante estos intensos tres días de macrofestival en Llanera. Las opiniones del público en la última jornada del evento lo avalan. "Lo he pasado genial todos los días. El año que viene repito", confesó Lucas Sánchez, que aclaró que además de por "talento musical", una de las razones por las que volverá es por la organización y el equipo humano que hay detrás. "Se agradece la buena organización. Éramos muchos y el staff ha estado muy bien en todo momento", apostilló.

La edición de este año ha sido otro éxito rotundo. Según las cifras proporcionadas por la organización, la noche del viernes el festival congregó a más de 55.000 jóvenes, superando las del jueves, que reunió a 47.000 personas. El recinto se convirtió así en un hervidero de emociones, vibrando al ritmo de los artistas más aclamados del momento. Ayer fue el turno de Bizarrap, Natos y Waor y Rels B, como cabezas de cartel. Pero no habría fiesta sin lo que están detrás de la barra, de los puestos de control o de un cubo de basura. "Lo más complicado de trabajar en un festival así son las horas que tenemos que pasar de pie trabajando y de cara al público con tanta gente", declaró la ovetense María Granda que, en su segundo año como empleada del Boombastic, llegó a trabajar "12 horas el primer día y 10 el segundo". Unas horas que coinciden con las que pasó el cordobés Daniel Redondo detrás de la caja registradora de la tienda de ropa del festival: "Abrimos desde las cuatros de la tarde hasta las dos de la mañana". Por su parte, Pelayo Rodríguez, de Oviedo, encargado de la seguridad del evento, aseguró que se pueden trabajar hasta 16 horas. "El primer día fue el peor porque todo el mundo preguntaba por todo y no tenía ni idea de qué decirles. Trabajamos desde las dos de la tarde hasta las seis de la madrugada. Y a partir de ahí hay que echar a la gente porque hay que cerrar. Llegué a Oviedo a las siete", dijo.

Las largas jornadas laborales, junto con aguantar a algún que otro "borracho" es para Noe y Gabriela González, lo más complicado de su trabajo. "Es bastante cansado pero ya es el último día. El día más duro fue el viernes porque nos dolía todo del jueves. Lo peor es cargar con los borrachos y con los vapers".

No obstante, la gran mayoría de las "estrellas" silenciosas del Boombastic, coinciden en que merece la pena. "La experiencia está siendo genial, la gente es muy agradable y la música me encanta", reconoció Alba Díaz, dependienta en el puesto de helados, que al igual que la gijonesa Carla Díaz "repetiría el año que viene porque es cansado pero se pasa bien". "No pagamos entrada, ganamos dinero, vemos a los cantantes y comemos", abundó Tamara Valdés, miembro del equipo de limpieza. "He llevado a muchísima gente al Boombastic. Está muy bien organizado y eso se agradece. El verano es corto y hay que aprovechar la oportunidad para sacar rendimiento", declaró el taxista Francisco Manuel, que también se mostró encantado con el festival.

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