Oviedo,

María José IGLESIAS

Los mariscadores de la ría de Villaviciosa, que llevan desde el viernes sin recolectar navajas por la detección de un exceso de la toxina que provoca la marea roja, no tendrán ayudas directas para compensar las pérdidas por el paro. Lo confirmó ayer a LA NUEVA ESPAÑA el director general de Pesca, Marcelino Cuervo.

Para paliar la merma de ingresos, el Principado ha propuesto extender los permisos de capturas a los fines de semana, que habitualmente no son días hábiles en las campañas de marisqueo, que van de lunes a viernes.

En cualquier caso, será así cuando se normalice de nuevo la situación de las aguas. Los mariscadores no podrán volver a la ría al menos hasta el próximo lunes, en caso de que los análisis de los últimos días descarten la presencia de la toxina en cantidades peligrosas. Las pruebas se realizan cada 48 horas y son necesarios al menos dos análisis consecutivos sin un resultado positivo.

Cuervo también señaló que en Galicia es habitual el cierre de las bateas de mejillones por marea roja y tampoco hay ayudas directas para los mariscadores. «Porque el Fondo Europeo de la Pesca no las contempla».

La Consejería de Pesca decretó el viernes el cierre cautelar de la zona de producción de moluscos bivalvos y la prohibición de la actividad extractiva en el estuario. La marea roja, que no tiene nada que ver con el color de las aguas, provoca la llamada «intoxicación paralítica por moluscos», que se produce al ingerir moluscos que se han alimentado con plancton productor de veneno paralizante. Puede causar la muerte en cuestión de horas.

Cuervo no considera fundadas las protestas de los mariscadores, que alegan que no se les ha informado convenientemente de la situación. «El viernes se notificó el cierre a la Cofradía de Pescadores de Tazones, que gestiona la pesca en la ría, y al guardapesca, que se encargó de transmitirlo», explicó.

Por su parte, los mariscadores siguen reclamando ayudas. Isabel Lozano aseguró ayer que muchas de las 26 familias que viven del marisqueo en la zona no están recibiendo ningún tipo de ingreso. Considera que las subvenciones son imprescindibles para el sector, «igual que para otros pescadores que las tienen cuando se suspende la actividad». Entre las posibilidades para paliar las pérdidas, Lozano también indica que tanto ella como sus compañeros puedan dedicarse a la captura de cebo, actividad que requiere otro tipo de licencia de la que ahora carecen.

Las pérdidas de agosto se unen a las del mes de julio, cuando la actividad en la ría también se canceló por la detección de purines. Marcelino Cuervo confirmó ayer que entonces se trató de un problema con la depuradora.

La pesca de la navaja es una de las campañas más rentables del año. La mayor parte de los ingresos se consigue en verano. La campaña comienza en julio y se extiende hasta el 31 de enero, pero suele finalizar antes porque las lluvias dificultan la búsqueda de los ejemplares. La docena de navajas se vende a unos tres euros. En una jornada de trabajo se recolectan unas 30 docenas. La producción se mantiene con siembras periódicas.

En octubre se abre la campaña de la almeja y del berberecho, otras de las capturas clásicas en las aguas maliayas. Ambas campañas llegarán hasta marzo.