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Cortar el mal a tiempo

Cortar el mal a tiempo

El cáncer de mama es un tumor maligno muy frecuente en el sexo femenino. Desde hace unos años, su incidencia va en aumento. Y cada vez en edades más tempranas. Sin embargo, en los últimos años, la medicina ha ido ganando muchas posiciones en la batalla contra este tipo de enfermedad, sobre todo en aquellos casos en que se llevan a cabo diagnósticos en una fase temprana. Y, afortunadamente, las patologías que afecta a la mama femenina, son relativamente sencillas de detectar, pues al tener tan fácil visualización y hallarse al alcance de la mano y de todas las técnicas auxiliares, se pueden realizar fácilmente detecciones tempranas, cuando la enfermedad está en sus inicios totalmente localizada; o sea, cuando las células malignas están ubicadas in situ y aún no se han extendido, lo que conlleva, por otra parte, a tratamientos eficaces, poco agresivos y altamente satisfactorios.

Y esto constituye el lado positivo de estas afecciones. Porque, que duda cabe que la mama no solo representa fecundidad, sino que también simboliza feminidad, belleza y erotismo. La glándula mamaria es un órgano estético de primer orden y también un órgano erótico, como trata de destacarlo la moda en los últimos tiempos. Por todo ello, al problema de la enfermedad en sí, hay que añadirle las secuelas estéticas que la propia patología y los tratamientos quirúrgicos agresivos acarrean, como son deformaciones, ulceraciones y mutilaciones.

Por todo ello, señoras y señoritas, tengan muy presente que el cáncer de mama no duele hasta que está muy avanzado. Por eso, una vez más les recuerdo que es muy importante el diagnóstico precoz, ya que, por una parte conlleva a la curación y, por la otra, a la conservación de la mama. Pero hay que tener en cuenta que para beneficiarse de estas detecciones tempranas, es necesario llevar a cabo la autoexploración mamaria, acudir a los controles ginecológicos periódicos, tratando por todos los medios de que nadie caiga en la conocida frase: «como me encontraba bien y no tenía bultos en los pechos no he ido antes al especialista»; y, por supuesto, no pueden olvidar la práctica de la mamografía con una periodicidad anual a partir de los 40 años. Respecto al miedo a la radiación con la práctica de estas radiografias, nada más lejos de la realidad. En la actualidad, gracias a los avances de la técnica, los efectos indeseables de esta exploración son prácticamente inexistentes.

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