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JAVIER SANGRO | Director general de Relaciones Económicas Internacionales, riosellano

Entre la lucha de la eurozona por lavar su imagen y la nueva etapa que se abre en España

Entre la lucha de la eurozona por lavar su imagen y la nueva etapa que se abre en España

"Se ha tomado la única solución factible, pero demasiado tarde", matiza el ovetense José Laviña Rodríguez, subdirector general de Europa Oriental y Central en el Ministerio de Asuntos Exteriores y a lo largo de su carrera destinado en países como Venezuela, México y la representación permanente de España ante la UE, en Bruselas, casado con la también diplomática Eva Martínez, nacida en Santander y vinculada a Asturias por matrimonio, a la que conoció cuando ambos estaban destacados en Caracas. "Si se hubiese adoptado antes, la solución nos habría salido más barata a todos, empezando por los griegos", indica Laviña. Desde su destino en la Organización de Estados Americanos, en Washington, Jorge Hevia Sierra considera, igual que Fuertes, que "España y sus circunstancias no tienen nada que ver con el país heleno, dejando aparte las cosas que se publican a veces en Estados Unidos", asegura.

El embajador Yago Pico de Coaña, madrileño de nacimiento y coañés de raíz y sentimiento, cuyo último destino antes de jubilarse fue la legación española en Viena y que antes representó a España en Nicaragua y Colombia y fue embajador delegado permanente de España en la Unesco y en Misión Especial para Asuntos Multilaterales Iberoamericanos, entre otros cargos de relevancia, marca también las distancias entre España y Grecia a partir de la convicción de que "nunca he visto un golferío más importante que el de los políticos griegos", afirma con afán crítico.

Pico de Coaña pone como ejemplo la comparación de los resultados de la aplicación de los fondos de cohesión europeos en Grecia con los frutos de esas mismas partidas en España, claramente visibles a simple vista en las infraestructuras. "Yo voy desde mi casa en Madrid hasta Coaña por autopista, eso era algo impensable hace unos años y es necesario valorarlo. El dinero aquí se ha aprovechado e invertido", matiza.

Fuertes considera que la tumba griega empezó a cavarse con los Juegos Olímpicos celebrados en 2004. "Fue una inversión ingente de la que el país nunca se recuperó". A ello se une el alto coste que supone tener 250 islas habitadas. "Resulta muy caro mantener los servicios insulares, las escuelas, los hospitales y tantos aeropuertos como en España" en un país con la cuarta parte de población, asegura.

Además, el euro pone de relieve cosas que antes se arreglaban con una simple devaluación, como pasaba con la peseta. "Es la moneda lo que en el fondo ha causado el problema de Grecia, que no tiene posibilidad de hacer una devaluación competitiva". Fuertes es optimista respecto al futuro de la divisa única. Para muestra, aporta el extraordinario interés de los serbios por abrazarlo. "Se han quedado en medio de los Balcanes y quieren ser parte de ese club, es algo fácil de entender", subraya.

Javier Sangro de Liniers, director general de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Exteriores, nombrado, como consecuencia de los movimientos de escalafón en el Gobierno, debido al nombramiento del exministro Ignacio Wert como embajador ante la OCDE, en París, y exembajador de España en Gabón, Guinea Ecuatorial y Jordania, rebate la comparación con los datos esperanzadores que arroja España. "Necesitamos una inyección de autoestima importante, tenemos que querernos un poco más", comenta Sangro, que no pasa por alto que España es la cuarta economía de la eurozona.

Sangro de Liniers, que ocupa ahora el puesto dejado por Fernando Eguidazu, nombrado secretario de Estado para la Unión Europea después de que quien lo había sido desde el comienzo de legislatura, Íñigo Méndez de Vigo, fuera llamado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para hacerse cargo de la cartera de Educación, aporta datos para destacar la pujanza de España en el mundo: "Ocupamos la undécima posición en inversiones mundiales y la segunda en capitales radicados en América Latina y somos el noveno exportador de servicios, a lo que se une una posición geoestratégica única que nos convierte en puente entre Europa y América y África".

Luis Arias, ovetense, ligado a Barcia (Valdés), donde siempre veranea, actual embajador en Misión Especial para la Seguridad Marítima, se pregunta por qué tanto los acreedores como el resto de países de la UE se han dado cuenta tan tarde de la realidad financiera de Grecia. "Ha sido cuando las cosas se encontraban al límite, resulta difícil de entender, porque no ha pasado hace diez años o veinte", resalta el diplomático, que ha ocupado, entre otros puestos, las embajadas de Filipinas y Corea del Sur.

Eva Martínez Sánchez, subdirectora general de países del Magreb, afirma sin ambages que la crisis griega ha afectado a la imagen exterior de Europa. "Cuando nuestros socios del Sur analizan lo que está pasando y ven esa manifiesta insolidaridad de la UE, perciben que la Unión ya no es ese modelo de éxito que todo el mundo quería copiar", explica. "La UE era un ejemplo de éxito que presentábamos a nuestros socios como el punto de llegada, ahora ya no vendemos eso, ya no somos parte de un sueño de integración, y tendrá un efecto a largo plazo que no sé cómo afectará, pero que está ahí".

El colungués Jorge Hevia, desde su posición al otro lado del Atlántico, discrepa y considera que la UE sigue siendo un modelo imitable y deseado. "Es un poco injusto decir que la UE está desprestigiada; sigue siendo una potencia, con países que son ejemplo del Estado del bienestar y que nos han permitido seguir avanzando en momentos de dificultad". Hevia también considera que implantar el euro "no ha sido tan fácil como parecía y, al final, está pasando factura".

Miguel Fuertes apunta que en Serbia la prioridad política actual es entrar a formar parte del Club. "Ésa es la obsesión que tienen todos los gobernantes; dentro se está mal, pero fuera mucho peor, hace más frío", sentencia. "Yo digo que bendita Europa y bendita UE".

Yago Pico de Coaña pone el acento en los 80.000 millones de dólares recibidos por Alemania tras la II Guerra Mundial, aparte de los fondos del plan Marshall. "Eso, que casi triplica lo que pide Grecia, fue lo que hizo prosperar a Alemania, y también que sus políticos no roban", remata con cierta ironía.

Para Laviña, otra de las cuestiones fundamentales que explican en parte lo que está ocurriendo en Europa estriba en que el desastre griego tiene lugar en medio de una crisis económica europea sin precedentes, "en plena aplicación del Tratado de Lisboa, cuando estamos cambiando las reglas de juego y han entrado nueve estados más, una situación inédita hasta la fecha; hablamos de la crisis helena y, al final, todo repercute en la UE, cuando hace veinte años sólo sería una cuestión griega".

Y aunque los representantes asturianos en el exterior tienen claro que son, ante todo, funcionarios al servicio de España en el mundo, permanecen atentos a los movimientos políticos internos que se avecinan. España enfrentará unas elecciones nacionales el próximo otoño-invierno y los diplomáticos observan expectantes, desde sus diferentes destinos, tanto por las repercusiones internas como en la influencia que puedan tener en las relaciones exteriores. "Todos los procesos electorales traen cambios, habrá que ver lo que dictan las urnas", indica Eva Martínez, que ha sido, entre otras cosas, consejera de la Embajada de España en Egipto, México y ante la UE.

La diplomática llanisca Reyes Fernández Bulnes, cónsul adjunta en Nueva York, estima que, pase lo que pase, España y la UE seguirán siendo aliados privilegiados de Estados Unidos. "Allí las cosas son diferentes, Puerto Rico ha quebrado y no parece que Obama vaya a intervenir; lo mismo ocurrió en Detroit", añade. Afirma que los mercados buscan rentabilidad. "Hay que hacer las cuentas y tienen que salir; al final, todo se resume en eso", indica Fernández Bulnes. En su opinión, habrá que esperar pacientemente a que el español se pronuncie en las urnas. Fernández Bulnes permanece en estrecho contacto con la colonia española neoyorquina, y detecta cierta preocupación en el ámbito particular, no así en el ámbito financiero. "Wall Street tiene sus propias normas; los mercados buscan la rentabilidad".

Jorge Hevia observa desde Washington que el auge de los populismos no entusiasma en la orilla estadounidense. "Ellos los vinculan a los movimientos de América Latina, al chavismo de Venezuela, y no les gusta demasiado: por eso desde allí se alerta de esto y también se preguntan por lo que pasa en Cataluña, existe preocupación", reconoce. Hevia opina que España "vivirá unas elecciones de extraordinaria importancia". "Y, sobre todo, se necesita inspirar confianza", apostilla Miguel Fuertes, una observación en la que coinciden todos. Al final, en eso consiste su trabajo.

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