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Adrián Castro, estrella de "La Otra Roja"

El joven langreano que entrena con el Lada CF se convierte en una de las estrellas del fútbol para amputados, una selección llena de ejemplos de superación personal

Adrián Castro, estrella de "La Otra Roja"

No había semana en la que su madre no tuviera que mandar a reparar las gafas o la prótesis de la pierna. O las dos cosas. Aquel guaje, ya con 3 años, no se resignaba a verse prisionero del cuerpo que le había tocado en suerte y cuando se trataba de jugar al balón en el patio de los Dominicos de La Felguera, ahí estaba como el primero. Cuando la pelota empezaba a rodar, todos eran iguales. Lo de menos eran las gafas o la prótesis. Jugaba de portero. Adrián Castro había nacido sin el fémur izquierdo, pero ya tenía claro que a él nadie le iba a aplicar el dogma de que para jugar bien al fútbol hay que tener dos piernas.

Adrián tiene hoy 21 años y hay que verlo correr como una saeta por el campo Guillermo Menéndez Coto, sede del Lada CF Con sus muletas parece que vuela mientras controla el balón con la pierna derecha. Tiene que tener una potencia extraordinaria en los brazos para alcanzar semejante velocidad. Pese a que tiene una sola extremidad inferior, conduce el balón con una destreza extraordinaria. Adrián es el segundo entrenador del equipo juvenil del Lada y el pionero en Asturias del fútbol para amputados, una disciplina dentro del "deporte rey" que aún está naciendo en España, aunque en otros treinta países ya cuenta con federaciones reconocidas oficialmente y que disputan distintas competiciones internacionales. De hecho, este año toca Mundial de "onefoot-ball", como prefieren llamar a su deporte. Adrián formó parte del grupo fundacional de la selección española de fútbol de amputados, que de momento se organiza como simple asociación. "La Otra Roja" está a la espera de que la Real Federación Española de Fútbol les otorgue su amparo.

Adrián nació en León. Cuando tenía 12 años, él y su hermana Arantza se quedaron huérfanos de padre. Entonces su madre, la langreana Cristina González, decidió regresar a su concejo natal para criar a los niños junto a sus abuelos. Desde que tenía 1 año Adrián llevaba prótesis en la pierna. Y tan pronto como se la colocaron aprendió que no hay que rendirse nunca en esta vida. Tenía ayuda: "Mi madre fue la que me sacó adelante", sentencia, siempre muy serio.

Adrián cuenta que cuando era muy pequeño y se caía, sus abuelos acudían corriendo a levantarlo del suelo, pero la madre los frenaba inmediatamente. Nada de eso. Adrián tenía que aprender a levantarse él solito. Él dice que a primera vista lo que hacía su madre puede parecer cruel, pero que era todo lo contrario. Precisamente esa determinación de Cristina fue formando su carácter bajo un principio básico: lo primero, no rendirse jamás. "Y ella fue la primera que nunca se rindió". Adrián es de los que opinan que las barreras están para saltárselas. Lo piensa y lo hace día a día.

A Adrián le gustaba mucho el fútbol, así que iba a jugar al fútbol. Es un tipo de apariencia calmada, tímido, con dos pendientes y pocas palabras, "un chaval de lo mejor", dicen de él en el Lada CF. Asegura que si no hubiera sido por la tenacidad de su madre, "ahora yo estaría con 180 kilos de peso y sentado en una silla de ruedas". Y no es así, ni mucho menos; a quien lo ve entrenar por primera vez realmente se le hace imposible que pueda correr tan rápido con las muletas.

Fiti Sánchez García, presidente del Lada CF y profesor de Educación Física en el colegio de los Dominicos de La Felguera, conoció a Adrián como alumno de Primaria. "Había que verlo, qué amor propio. Desde luego, ya jugaba mucho mejor que alguno". Luego el chaval se marchó al IES Santa Bárbara de La Felguera y le perdió la pista. Tiempo después se reencontraron. Hace dos años, Fiti tuvo conocimiento de que Adrián buscaba un lugar donde entrenar y le dio la oportunidad de pisar el césped con el resto de jugadores del equipo langreano.

No sólo eso. Se implicó a fondo con la causa del fútbol para amputados. El Lada organizó en mayo pasado un encuentro amistoso entre la selección española de amputados y su homónima inglesa. Ganaron los ingleses con un gol marcado por Raymond Westbrook. Pero eso fue lo de menos. Lo importante era que "La Otra Roja", la de amputados, empezaba a dejarse ver para asombro de los muchos que fueron a verlos jugar. Cerca de ochocientos espectadores acudieron al campo del Lada a un encuentro cuya recaudación se destinó a que Adrián y sus compañeros de selección pudieran seguir adelante con su proyecto.

Según explica el bilbaíno Mikel Balmaseda -uno de estos jugadores mutilados y promotores de esta selección junto con el catalán Zacarías Oualid-, su principal problema es la falta de recursos económicos. Cada uno de los jugadores procede de un lugar distinto de España y los desplazamientos corren íntegramente de su bolsillo, salvo que aparezcan patrocinadores. Y no resulta especialmente económico. En su dossier para entidades o empresas que deseen apoyarlos estiman que cada concentración del equipo -y son cuatro al año- supone un gasto de 6.000 euros. El objetivo que ahora tienen en mente es poder participar en el Mundial que organiza la WAFF (siglas en inglés de la Federación Mundial de Fútbol de Amputados) y para poder hacerlo estiman que precisan entre 10.000 y 15.000 euros.

Hasta ahora, los jugadores de "La Otra Roja" están organizados como Asociación Española de Fútbol para Amputados (AEFA). Han solicitado el reconocimiento de la Federación Española de Fútbol, pero de momento "nadie responde", sentencia Mikel Balmaseda con evidente malhumor ante la falta de atención por parte de sus dirigentes, preguntándose cuál es la diferencia entre su disciplina y la que practican otros discapacitados que sí tienen el amparo federativo, como es el caso del baloncesto en silla de ruedas. "No nos sentimos reconocidos", lamenta.

Los jugadores de fútbol para amputados son una minoría dentro de una minoría. En la actualidad, en España hay 1.400 licencias dentro de la Federación de Deportes para Personas con Discapacidad Física. En Asturias hay medio centenar de ellas, la mayoría de natación y de baloncesto sobre silla de ruedas, que son los deportes mayoritarios en este ámbito deportivo, donde también ha llegado la crisis, que se ha traducido en una caída de las ayudas públicas y un freno en la difusión de estas actividades, según el asturiano José Alberto Álvarez, presidente de esta Federación.

Adrián ya no juega de portero, como cuando era niño. Ahora, dentro de la selección de fútbol de amputados, es central o carrilero. Según Balmaseda, "es uno de los mejores de nuestra selección, uno de los más rápidos. El fútbol le gusta, es su pasión". Adrián entrena con el Lada tres veces por semana. El resto del tiempo prepara oposiciones para celador. La selección española de amputados, además de prepararse para trabajar en la Administración, es su gran proyecto. Se enteró por un reportaje en televisión del proyecto que estaban tratando de sacar adelante Balmaseda y Oualid. El primero fue jugador en el vizcaíno CD Gallarta, pero tuvo que colgar las botas tras un accidente laboral en el que perdió una pierna. El segundo, de Olot, perdió una pierna a los 7 años a consecuencia de un tumor, pero, como Adrián, nunca renunció a su sueño de jugar al fútbol. Cuando el joven langreano tuvo noticia de ellos y de que buscaban otros jugadores para completar una selección nacional de fútbol de amputados no se lo pensó dos veces. Acudió a Barcelona, donde se hicieron las pruebas. Fue en avión, era la primera vez que volaba. El billete se lo pagaron a escote entre todos los amigos. Los mismos amigos de infancia con los que siempre jugó al fútbol.

Adrián empieza a ser conocido en el valle del Nalón como ejemplo de superación personal. Suya es una frase digna de convertirse en emblema: "Desde pequeño siempre me dijeron que hiciese lo que pudiera y siempre intenté acabar haciendo todo lo que intentaba".

Adrián es del Sporting y del Real Madrid. Su jugador de referencia es Sergio Ramos. Aunque todos dicen que pese a sus limitaciones físicas tiene un gran talento futbolístico, él elude con humildad reconocerlo. A su lado, Fiti Sánchez, el presidente del Lada, interviene:

-¿Adrián? Adrián ye un crack, tien raza, tien garra. Ye el putu amu.

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