La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las chicas de la curva

Las modelos asturianas de tallas grandes aseguran que ellas son el más fiel reflejo de las "mujeres reales", "las que usan la 44"

Que la belleza está en el interior es un tópico del que muchos presumen pero que pocos aplican. ¿Y por qué no va a estar también en el exterior?, se preguntan las "curvys" (modelos de talla grande) asturianas, que ya han comenzado a alzar su voz para reivindicar su silueta como alternativa al ideal de belleza escuálida que impera hoy en día. Agárrense porque vienen curvas.

"Una chica es guapa lo mismo con una talla 32 que con una 56". Esta idea la verbaliza Paula Iglesias (Gijón, 33 años y orgullosa de su talla 48), pero la comparten todas las mujeres que por su corpulencia entran dentro del grupo de las "curvys". Una congregación que tiene la puerta abierta a toda mujer con una talla 42. Este fenómeno social poco a poco ha ido subiendo a la pasarela para concienciar a las grandes marcas de ropa de que quien desfila ante las cámaras no son las mismas que desfilan por la calle. "En la calle ves chicas con tallas 38, 40, 42? ¿Y por qué en las tiendas la talla que antes se acaba es la 42?", se pregunta Lucía Arévalo (Gijón, 32 años). Con esta lucha han comenzado a desafiar los tópicos; renacen las "curvys", que ahora intentan auparse al ideal de belleza de nuestro tiempo. Porque el prototipo de mujer ha cambiado. Y mucho.

Venus, la diosa romana del amor, la belleza y la fertilidad, eternamente ha sido, y será, bella en su representación terrenal. Pero nunca igual. Siempre cambia en función de los cánones predominantes en cada época de la civilización. Con grandes senos y caderas anchas se representaba en la Prehistoria. Ahora, el movimiento de las modelos XL o "curvys" reivindica de nuevo las curvas acentuadas como opción a liderar la belleza de nuestro tiempo. Justo en un momento en que el 39,3% de la población española de entre 25 y 64 años padece sobrepeso y un 21,6% es obesa. Asturias, con un 25,7%, lidera esta clasificación nacional.

La evolución de la hermosura femenina a lo largo del tiempo ha ido limando el peso de las modelos. Al tiempo que se posaba con menos ropa también se hacía con menos kilos. El Renacimiento, por ejemplo, dio paso a partir del siglo XV a mujeres con cuerpos más redondos, manos y pies finos, pechos pequeños y firmes, tez banca y mejillas sonrosadas, labios rojos, cabello rubio y largo, frente despejada y ojos grandes y claros. Así lo prueban obras como "La primavera" de Botticelli o "La Mona Lisa" de Da Vinci. El Barroco trajo consigo el ideal de caderas más anchas y cintura estrecha, brazos redondeados y carnosos, tal y como lo reflejó Rubens en "Las tres gracias".

Incluso en el último siglo también ha cambiado la belleza. Marilyn Monroe o Elisabeth Taylor nada tienen que ver con Heidi Klum y Adriana Lima. La evolución es latente, los cambios de tallas han ido y venido, pero sí es cierto que la tendencia predominante ha ido encaminada hacia la supuesta "perfección" de una talla 90-60-90. Y así estaba el negocio hasta que la "curvys" han dicho basta. Ni dietas ni vergüenza, porque la moda empieza a abrir el abanico de modelos. Llegan las mujeres "reales".

Las modelos Chloe Marshall, Ashley Graham, Tara Lynn o Candice Huffine son el ejemplo de maniquíes que lucen sus carnes sin tapujos en pro de lograr cambiar las tendencias. O, al menos, de abrir el abanico haciendo bueno el dicho de que para gustos, los colores. O las curvas.

Las asturianas Ariana Saavedra, Verónica Sánchez, Paula Iglesias, Lucía Arévalo y Rocío González siguen esa estela, pero en absoluto buscan hacer apología del sobrepeso. Son cinco jóvenes simpáticas y trabajadoras que pasan un calvario cada vez que van de tiendas por intentar eludir vestirse como sus abuelas. Se conocieron el pasado 17 de marzo en Gijón en el casting de "Modelos XL", un certamen que durante todo el año recorrerá doce capitales españolas en busca de modelos amateur para un desfile final con doce chicas elegidas por votación popular y otras tantas por un jurado profesional.

Todo ello bajo la premisa de que "tener tallas de más no tiene que ser un tabú, sino una oportunidad". Dicho y hecho. Estas cinco jóvenes asturianas buscan dar normalidad y naturalidad a unos kilos de más, que no deben estar reñidos con la belleza. "La principal lucha es la que hacemos nosotras de reivindicarnos. Pero también los medios de comunicación deben concienciar a la gente y abrirle su mente. Yo no estoy gorda, soy normal, una chica sana que viste una talla 44", defiende Lucía Arévalo.

El quinteto de "curvys" asturianas es consciente de que aún hay mucho camino por recorrer para que su silueta, la de tantas mujeres, no sorprenda a nadie cuando suba a la pasarela. Si bien este fenómeno ha entrado con agilidad en el mercado anglosajón, en España todavía hay quien opta por comentarios jocosos e hirientes acerca de los kilos de las modelos. "Ya no es la televisión ni la moda, es la gente en sí la que más te machaca porque tiene asumidos los criterios de cómo debe ser una persona", alerta Rocío González. De ahí que además de necesitar una talla XL deben llevar encima una autoestima XXL.

Compartir el artículo

stats