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Lo negro vuelve a ser verde en El Franco

El concejo del Occidente, que vivió hace un año la peor oleada de incendios de Asturias, resurge con el recuerdo del sentimiento de unidad que se despertó

Manuel Méndez, en Riobón, ante una casa que ardió durante el incendio de 2015. Miki López

Para sacudirse la pena y matar la soledad, el franquino Manuel Méndez -"Manolo de Riobón"- se hizo el pasado marzo con un cachorro al que bautizó "Manín", como el fiel amigo al que perdió en el terrible incendio de hace un año. Ahora sueña con ver su casa reconstruida, la misma que ayudó a levantar en 1952, con tan sólo 12 años, y que el 19 de diciembre de 2015 se consumió ante sus ojos, en la peor oleada de incendios que recuerda Asturias. El concejo de El Franco se llevó la -peor parte al ser atravesado por una lengua de fuego de más de diez kilómetros que nació en Brañalibrel (Boal) y murió junto a la costa de Viavélez llevándose por delante 2.500 hectáreas de terreno.

LA NUEVA ESPAÑA ha regresado un año después al epicentro de la catástrofe para hablar con algunos de los protagonistas de aquel mal día que puso en jaque a los franquinos y también a los efectivos de seguridad y emergencias del Principado. No en vano, en la segunda quincena de diciembre se registraron 364 focos en 57 concejos asturianos que arrasaron 15.000 hectáreas del Paraíso Natural.

Hoy, el municipio trata de reponerse y, como dice la concejala Victoria Zarcero, en parte "se ha conseguido que lo negro vuelva a ser verde". No le falta razón, ya que, entre la mucha madera talada y la sabia naturaleza, hay lugares en los que el rastro del incendio apenas es visible. No se ve, pero se siente y será difícil de olvidar por los vecinos.

"Dentro de lo terrible intentamos recuperarnos, pero ese sentimiento de dolor y miedo no se nos olvidará jamás", apunta Zarcero, quien confía en que tampoco se olvide la ola de solidaridad sin precedentes que emergió días después. "Fue la parte más bonita, nos hizo unirnos y darnos cuenta de lo que nos necesitamos. Todos éramos lo mismo: un pueblo que necesita ayuda", añade. En la primera mitad del año se realizaron infinidad de actos solidarios que sirvieron para recaudar 35.000 euros. El Ayuntamiento ultima ahora las bases de la convocatoria para realizar el reparto más justo posible.

Manuel Méndez, que acaba de cumplir 77 años, no perdona su visita diaria a la casa de Riobón en la que nació, aunque reconoce que verla en el estado actual "mina la salud". Recuerda cabizbajo cómo trató de salvar la vivienda, pero, acorralado por las llamas, cogió el coche y se fue a refugiar a un campo cercano donde lo rescataron horas después. Con su casa se quemaron todos sus recuerdos y sólo se alegra de haber podido recuperar una foto antigua de sus padres, pues un conocido tenía una copia.

El Principado le concedió hace unos días una ayuda de 15.000 euros para la rehabilitación de la vivienda, pero ha pedido una prórroga porque aún no ha iniciado las obras como exigía el Gobierno regional. Está en tratos con un albañil y espera iniciar los trabajos cuanto antes, ya que, añade, la casa en la que reside desde entonces "no está en condiciones". También confía en cerrar estos días un trato para vender la madera de las 37 hectáreas de monte que posee. "Lo que más pena me da es que no haya más cultura en la gente, quemar bosques es la destrucción total, no sólo dan salud al planeta, sino beneficios para todos", añade.

Donde no vieron "ni un duro" de la Administración pública fue en Casa Bras, de Hervedeiras. El Principado les denegó la ayuda solicitada porque el seguro se hizo cargo de parte de la rehabilitación de la vivienda, totalmente arrasada por el fuego. Con el pago de la aseguradora y la ayuda de amigos y vecinos pudieron reconstruir la casa y regresar al pueblo el pasado verano. La foto del presidente del Principado, Javier Fernández, asomado a la ventana de la cocina destrozada de los de Casa Bras dio la vuelta a Asturias, pero dice dolido este vecino que "si fuera hoy no entraba en casa".

Rodríguez se muestra pesimista, ya que cree que el monte no se volverá a recuperar. Con él coinciden José García y Valentín Barreiro, mientras dan un paseo de Lludeiros a Mendóis. El fuego dañó un eucaliptal de cinco hectáreas de Barreiro, que sigue sin talar porque "nadie lo quiere". Su amigo José apunta que son muchos los que dicen que ya no vuelven a plantar. No está de acuerdo: "No es solución, hay que seguir luchando". En materia forestal es donde más avances ha habido en los últimos meses, ya que a la tala (el pino se cortó casi todo, mientras que la corta de eucalipto va más lenta y ronda el 25% de la superficie cultivada) hay que sumar las dos concentraciones que el Principado ha puesto en marcha con carácter extraordinario.

A ojos de Fernando Rúa, ganadero de Casa Castellana, en Lludeiros, es difícil que una catástrofe así pueda repetirse: "Se juntaron muchas cosas y no se tomaron precauciones suficientes". Cree que debió prestarse más atención al primer foco detectado en Brañalibrel varios días antes del gran incendio. Entonces, con rachas de viento del Sur de más de 100 kilómetros por hora y un terreno seco tras semanas sin lluvia, nada se pudo hacer. Precisamente los ganaderos jugaron un papel clave en que la cosa no fuera a más, jugándose el tipo al volante de sus cubas cargadas de agua. En Casa Castellana ardió la cuadra, cobijo de cuarenta vacas. En febrero, tras una inversión que rondó los 28.000 euros, lograron su reconstrucción y ahora no hay rastro del desastre. Tampoco, como en Casa Bras, han recibido ayuda alguna de las administraciones.

"¿Quién no pasó miedo?", se pregunta David Bravo, de Nenín, mientras pasea por San Juan de Prendonés. Como muchos otros franquinos -y también vecinos de pueblos de Boal y Tapia que resultaron afectados por este foco, vio las llamas muy cerca de su casa: "Estuvimos peleando hasta que se pudo con el fuego. Hubo suerte". Pese a la voracidad del incendio nadie salió malherido y los daños materiales se han ido reponiendo poco a poco. Queda recuperar la masa forestal y también resolver la causa abierta contra los posibles autores del devastador fuego.

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