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Eclipses, el capricho natural que apaga la luz del mundo por unos minutos

"Se transformó el día en noche y hubo un fuego en medio del cielo", así vivían en Babilonia estos fenómenos: asustados y abrumados ante un acontecimiento que hoy en día vemos como natural y esperamos con total admiración

Agosto de 2016, transcurso del eclipse captado por David Lago en Mahajanga (Madagascar).

"Se transformó el día en noche el 26 mes de Sivan, en el séptimo año del reino y hubo un fuego en medio del cielo". Con estas palabras describen las crónicas reales de Babilonia el eclipse solar total que se producía el 31 de julio del año 1062 a. C. Un evento relativamente común para nosotros, pero terrorífico para quien desconociera la mecánica celeste. La palabra eclipse proviene de una antigua expresión griega que significa "abandono", ya que, literalmente, se consideraba que el Sol estaba abandonando a la Tierra. Además, esa desaparición momentánea de la luz era vista como un signo de mal augurio. Hoy en día esa percepción ha cambiado mucho. "Contemplar un eclipse te hace ver lo pequeños que somos, te aproxima al Sol y a la Luna, y te muestra lo especial que puede ser la naturaleza". Con estas palabras describe cómo se siente ante este fenómeno Javier Jáñez, físico por la Universidad de Oviedo y apasionado de la astronomía en sus ratos libres. El pasado lunes, desde su Astorga natal contempló el eclipse parcial de Sol que en Estados Unidos, al ser total, dejó boquiabierto a casi todo el país. Jáñez pertenece al grupo "Cielos despejados", de aficionados a la astronomía, que han aportado a LA NUEVA ESPAÑA, la mayoría de las fotografías que ilustran este reportaje.

El eclipse es uno de los espectáculos más desconcertantes de la naturaleza. Son apenas unos minutos se oscuridad, sin embargo el proceso para que este fenómeno se produzca se gesta durante un largo periodo de tiempo. "La naturaleza a veces es caprichosa", dice Jáñez quien indica que para conseguir la imagen de un disco de luz que sale tras la Luna, el satélite y el astro rey deben tener, a nuestros ojos, el mismo tamaño, además de estar alineados perfectamente. "Eso es algo que resulta muy complicado si tenemos en cuenta que la estrella tiene un tamaño 400 veces superior al del satélite. Por tanto, para que se produzcan estos espectáculos el Sol debe estar 400 veces más alejado que la Luna", explica.

Alejandro Sánchez, investigador en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, miembro de "Cielos despejados", y "cazador de eclipses" por afición, asegura que "las condiciones favorables para que se pueda llevar a cabo un eclipse suceden sólo dos veces al año". Pero no siempre es perceptible para nosotros, porque deben darse una serie de condiciones. "Dependiendo de en qué parte de la órbita se encuentre la Luna y la calidad del alineamiento, el eclipse solar puede ser total, parcial o híbrido", explica. El eclipse es un fenómeno deslumbrante para los habitantes de la Tierra pero del que también podríamos disfrutar en otro planeta. "Todos los sistemas planetarios con satélites como nuestra Luna tienen eclipses. Incluso pueden tener más de uno a la vez, en el caso de tener más de un satélite orbitando a su alrededor", dice Javier Jáñez. De momento, los "caza eclipses", no han tenido el privilegio de disfrutar de un fenómeno así fuera de nuestra atmósfera.

David Lago es un investigador universitario ovetense que cruzó medio mundo para ver en 2016 un eclipse solar total en Mahajanga (Madagascar). También es integrante de "Cielos abiertos". Asegura que fue una de las mejores experiencias que ha vivido. Además, subraya que no sólo es un fenómeno visual fantástico, "sino que a nivel científico es un gran fenómeno para la investigación".

"La magia de un eclipse estriba en sentirse afortunados por poder disfrutar de un espectáculo tan poco común", asegura Cristina Fernández, de Vegadeo, óptica y optometrista de profesión y apasionada por la astronomía, también integrante de "Cielos abiertos". Esta vegadense comenzó su afición con apenas 12 años en la óptica familiar, "donde además pude observarlos con la protección adecuada", añade. Lo cierto es que una de las tareas pendientes de aquellos que quieren mirar cómo la Luna se "come" el brillo del Sola es la protección óptica. Pocos son conscientes de que al mirar directamente un eclipse se mira al Sol fijamente y, aunque sea por unos segundos, se pueden producir grandes daños, como quemaduras irreversibles en la retina. Por eso la mejor solución, tal y como insiste esta óptica asturiana, "es recurrir a las gafas homologadas que se venden en establecimientos ópticos". O también sirven los inventos caseros, pero siempre si se usa un material protector adecuado.

Tras el eclipse de esta semana, lo único que le queda a los aficionados es esperar hasta el próximo año 2019, momento en el que los más afortunados podrán disfrutar de un espectáculo astronómico de estas características, que en este caso afectará a los territorios de Argentina y Chile. Los fanáticos de los eclipses esperan ansiosos a que llegue el momento, porque además tendrá mayor duración que el de este año 2017, según informa Alejandro Sánchez. En Asturias, apenas pudo verse el eclipse del lunes, donde el Sol sólo quedó muy parcialmente oscurecido. Presenta la forma del "Yelmo de Mambrino" del Quijote. Para disfrutar de un eclipse total de sol, los asturianos tendrán que esperar hasta el año 2026.

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