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MATÍAS RODRÍGUEZ INCIARTE | Presidente de la Fundación Princesa de Asturias

"Lo de Cataluña es la crisis más grave que se ha producido en los últimos 40 años en España"

"Mi consejo a quien vaya a ser mi sucesor es que continúe construyendo sobre las sólidas bases de la Fundación"

"Lo de Cataluña es la crisis más grave que se ha producido en los últimos 40 años en España"

Matías Rodríguez Inciarte (Oviedo, 1948) vivirá el próximo 20 de octubre su última ceremonia como presidente de la Fundación Princesa de Asturias. El economista, vicepresidente del Banco Santander y exministro de la Presidencia en el Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo, de quien fue un estrecho colaborador y amigo, se convirtió en 2008 en el cuarto presidente de la institución, sustituyendo al también economista José Ramón Álvarez Rendueles. Su llegada coincidió con el final de etapa de Graciano García en la dirección de los galardones y su relevo por Teresa Sanjurjo, uno de los momentos más difíciles de su mandato, según él mismo señala. "La tarea de la directora en estos nueve años ha sido extraordinaria", dice. Miembro del Patronato de la Fundación desde su constitución, Rodríguez Inciarte asistió como ministro a la primera ceremonia de los galardones meses después del golpe de Estado de Tejero y, por tanto, al primer discurso del Príncipe, todavía un niño, en el teatro Campoamor. El próximo viernes, Felipe VI probablemente no obviará en sus palabras el problema de Cataluña, en su opinión "la crisis institucional más grave que se ha producido en los últimos 40 años en España". Rodríguez Inciarte ha respondido a las preguntas de LA NUEVA ESPAÑA a través de un cuestionario.

- Los Premios se entregaron por vez primera meses después del golpe de Estado del 23-F, la primera gran crisis de la entonces todavía joven democracia española. Hoy, treinta y seis años después, el país vive otro momento delicado, tal vez más grave, la amenaza independentista de Cataluña. ¿De qué modo planeará sobre la ceremonia de entrega del día 20 este nuevo desafío al Estado de derecho?

-Los Premios quieren reconocer valores como los de la concordia, la convivencia y la solidaridad. No puedo estar más de acuerdo con la reciente intervención del Rey, en la que con serenidad y firmeza señaló el camino ante la crisis institucional más grave que se ha producido en los últimos 40 años en España. Dicho lo anterior, estoy seguro de que la ceremonia de entrega será, sobre todo y una vez más, un momento de celebración de la cultura y de reconocimiento de los extraordinarios méritos de los galardonados.

- Los Premios y su entrega han sido un escenario clave en la formación pública del Rey Felipe VI. En ellos pronunció sus primeras palabras y cada año realiza en el Campoamor su discurso más personal. ¿Son su mejor escaparate ante el mundo?

-A lo largo de la trayectoria de la Fundación, el apoyo de la Corona ha sido decisivo. Durante muchos años el Príncipe de Asturias, hoy Rey de España, ha proyectado desde la ceremonia de entrega de los Premios una excelente síntesis de valores, ideas e iniciativas que han servido de inspiración a todos los españoles y han transmitido al mundo la muy positiva evolución de España. Han supuesto algunos de los momentos más memorables para nuestra Fundación y de los que hemos querido dejar reflejo, hace dos años, en una publicación que pensamos que tiene un gran valor histórico.

- Llegó a la presidencia de la Fundación Princesa en un momento de renovación. Graciano García, fundador y director de la institución hasta ese momento, fue sustituido por Teresa Sanjurjo. ¿Qué destacaría del trabajo de la nueva dirección en estos casi diez años?

-Después de una larga y destacada tarea al frente de la dirección de la Fundación, Graciano García, uno de sus grandes inspiradores, tuvo, por razones estatutarias, que dejar la dirección. Para el Patronato de la Fundación y para mí mismo era un gran reto acertar con la sustitución de Graciano. Designar a Teresa Sanjurjo para esa responsabilidad ha sido un gran acierto, justificado por su extraordinaria tarea en los nueve años que lleva como directora. Al margen de su sensibilidad para tratar todas las delicadas cuestiones que afectan a la Fundación, ha sido una excelente impulsora de nuevas iniciativas y eficaz ejecutora de las decisiones del Patronato. Me atrevería a destacar, en este periodo, pasos que se han dado, como la promoción de candidaturas a los premios por parte de instituciones de relevancia internacional, la mayor vinculación de los premiados con la Fundación, la programación cultural en la Semana de los Premios y la mayor integración de los jóvenes y de la sociedad asturiana en las actividades de la Fundación. Desde el punto de vista del funcionamiento interno, me gustaría destacar el esfuerzo de transparencia y de austeridad con que trabaja la Fundación y la consolidación de un magnífico equipo gestor.

- ¿Qué son hoy los premios "Princesa" respecto a los que usted se encontró?

-La creación de la Fundación Princesa de Asturias fue una gran idea. Pero, además, esa idea arraigó pronto y bien, de manera que en un periodo muy corto para la vida de las instituciones se convirtió en un eco, desde Asturias hacia el mundo, de los mejores valores de la cultura, la concordia, la libertad y la solidaridad, valores de los que tan necesitado está el mundo en estos momentos tan complejos como los que vivimos. A lo largo de los últimos años, si acaso, este prestigio y estos valores se han ido ensanchando y su repercusión internacional ha ido en aumento. Hoy la Fundación ha aumentado su dotación fundacional, ha consolidado un excelente equipo de dirección bajo Teresa Sanjurjo, ha llevado a cabo reformas en materia de reelección de jurados y de transparencia de sus actividades. Ha enraizado su presencia en Asturias con el incremento de actividades de la Semana de los Premios y con los encuentros de los Pueblos Ejemplares.

- En los últimos años, en Oviedo han sido habituales las manifestaciones de grupos de izquierda y organizaciones sociales contra los Premios, coincidiendo con el día de la entrega. Este año, el lema de la protesta es "Los Premios de la vergüenza" por el galardón de la Concordia concedido a la Unión Europea, debido al trato dispensado a los refugiados. ¿Qué opina del papel de la UE en este asunto? ¿Puede hablarse de una Unión Europea de la vergüenza?

-La UE ha hecho posible más de medio siglo de paz y estabilidad, contribuyendo a la prosperidad de todos los países miembros y por ende a elevar el nivel de vida de los ciudadanos. Está desarrollando una política exterior común que permite la difusión en todo el mundo de valores europeos tales como la libertad, la igualdad, la democracia y los derechos humanos. Por tanto, no puedo estar más en desacuerdo con las críticas a este galardón. La gestión de la acogida de los refugiados es un asunto de gran complejidad. La UE ha puesto en marcha un plan de acción con la finalidad de dar soporte y un futuro a los afectados por estos conflictos. Los estados miembros están coordinando la llegada de los refugiados en la medida en que se les pueda garantizar una asistencia y unos servicios fundamentales.

- ¿Siente que Asturias respalda a la Fundación y a los Premios?

-En los diferentes encuentros que la Fundación mantiene en distintos ámbitos de la sociedad asturiana me he dado cuenta de que tanto la Fundación como los Premios son motivo de orgullo y una excelente proyección de Asturias hacia el exterior, algo que todo el mundo agradece. Nuestra organización está ligada íntimamente desde su creación a los asturianos, que se identifican con nuestro trabajo. Esto se hace patente en cada edición cuando se incrementa el número de personas que participan en las diversas actividades que organizamos. Actualmente, y de forma previa al comienzo de las actividades organizadas para este año, han sido más de 6.600 alumnos los que han querido formar parte del programa educativo "Toma la palabra". Esto es algo que nos anima y nos da fuerzas para seguir mejorando en todo lo que hacemos.

- El apoyo económico de las instituciones públicas asturianas mengua cada año. ¿Hasta qué punto eso es un claro reflejo de la disminución del respaldo a la Fundación y a los Premios?

-El apoyo económico recibido por parte de las instituciones públicas asturianas ha representado un gran apoyo para la Fundación. Debido al efecto de la crisis económica, la cuantía de las subvenciones que veníamos recibiendo en ediciones anteriores se ha visto reducida como resultado del reajuste por parte de las administraciones públicas. Aun así, el respaldo y el entendimiento institucional se mantienen intactos. Cada año se implican de diversas formas, ya sea mediante aportaciones económicas como a través de la cesión de espacios para el desarrollo de las actividades que organizamos.

- ¿Cuál es la aportación económica del Gobierno de España?

-Las principales aportaciones que recibe la Fundación son de miembros del Patronato, las cuales suponen un 71% de la financiación, según los datos financieros del año 2016. Un 13% lo representan las rentas que se obtienen de los rendimientos del patrimonio. El 16% restante lo componen las subvenciones públicas, de las que el 36,5% proviene del Ministerio de la Presidencia. En total, este año contamos con 773.000 euros de fondos públicos, procedentes de las administraciones local, regional y nacional. El resto hasta completar los 5.200.000 euros de nuestro presupuesto anual proviene de fondos privados.

- En los últimos años, la Fundación ha trabajado para acercarse más a los países americanos de habla hispana, incorporando a algunos nombres a los patronatos de la institución. ¿Qué representan la Fundación y sus Premios en esos países?

-Desde sus inicios, la Fundación ha mantenido un estrecho vínculo con Iberoamérica, donde hemos contado siempre con una gran acogida, tanto por parte de los premiados como de las instituciones culturales y los medios de comunicación. Para los países de habla hispana en el continente americano, nuestra labor pone en valor el gran trabajo que en ellos se realiza y nos permite retomar los lazos culturales que nos unen. Hasta el momento, después de España, México y Colombia son los países de habla hispana que cuentan con más premiados y es un motivo de orgullo comprobar la buena imagen que tienen los Premios en estos países, como hemos tenido la oportunidad de ver en los distintos viajes institucionales realizados en los últimos años. Para estos países los galardones sirven de apoyo para que la labor de las personas o instituciones premiadas llegue a más partes del mundo logrando el reconocimiento que merecen. Además, representantes de prestigiosas instituciones iberoamericanas forman o han formado parte de nuestros jurados, como es el caso del Colegio de México, el Instituto Caro y Cuervo, de Colombia, o la Universidad Nacional Autónoma de México, por citar sólo tres ejemplos.

- Una vez más, la Fundación Princesa se ha adelantado al Comité de los Nobel, en este caso con el premio de Investigación Científica y Técnica. ¿Qué siente cuando el Nobel respalda la decisión de uno de los jurados de los Premios?

-Hasta en dieciséis ocasiones la Fundación ha sido una antesala para el fallo de más galardones como los Nobel. Este año, la Academia sueca ha concedido el Nobel de Física a Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne, premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica 2017. Es, en cierto modo, un gran respaldo a las decisiones que toman nuestros jurados, que actúan siempre con excelente criterio.

- El premio de las Artes, concedido al artista sudafricano William Kentridge, ha originado una cierta polémica en el mundo del arte. Una de las integrantes del jurado y gran defensora de su candidatura, Elena Ochoa, prepara una edición de su obra para su editorial, Ivorypress. Hay quien considera poco ético ser juez y parte. ¿Qué piensa usted?

-Todos nuestros jurados, que cuentan con un suficiente número de integrantes para fomentar el debate y la diversidad, están compuestos por personas de gran prestigio y profesionalidad. Sus decisiones responden a criterios transparentes e independientes, orientados únicamente por el compromiso de valorar y defender el mérito de los candidatos. En este caso, William Kentridge ha sido premiado porque, como reflejó el acta del jurado, su obra "representa la contribución más destacada del continente africano a la creación artística contemporánea con proyección mundial".

- Éstos serán sus últimos Premios como presidente de la institución. Hábleme de las luces y de las sombras en estos casi diez años. ¿Se ha sentido cómodo en la Fundación? ¿Cuál ha sido el momento más difícil?

-Ha sido un gran honor y satisfacción personal presidir la Fundación Princesa de Asturias a lo largo de estos años. Suceder a excelentes presidentes como fueron Pedro Masaveu, Plácido Arango y José Ramón Álvarez Rendueles era un gran reto. En el balance pesan mucho más las satisfacciones que algún ocasional contratiempo o preocupación. En todo caso, ha sido para mí una gran responsabilidad que una institución de este gran prestigio cultural continúe ensanchando sus horizontes y alcanzando nuevos reconocimientos. Un momento difícil, sin duda, fue la sustitución de Graciano García, ya que su excelente trabajo durante muchos años hacía indispensable acertar con una persona que manteniendo los principios y orientaciones de la Fundación fuera capaz de darles continuidad y una nueva visión e impulso. Tanto el Patronato como yo mismo estamos muy satisfechos con la decisión tomada por el excelente trabajo que está desarrollando Teresa Sanjurjo.

- Los dos primeros presidentes de la Fundación, Pedro Masaveu Peterson y Plácido Arango, eran financieros, y Álvarez Rendueles y usted, economistas. ¿Hay que estar muy próximo a las finanzas para ser presidente de esta institución?

-No lo creo en absoluto. En mi opinión, la labor de un presidente es orientar y apoyar a la dirección en los momentos en los que se requiera y tener la sensibilidad para adoptar las decisiones correctas en los momentos delicados que puedan surgir. Mi consejo a quien vaya a ser mi sucesor sería que continuara construyendo, con prudencia, sobre las bases sólidas en que se asienta la Fundación y que estuviera alerta, con sentido de la responsabilidad, ante las cuestiones que pudieran requerir de su intervención. Sabe que, en todo caso, podrá contar con el inestimable apoyo e inspiración de los Reyes.

- Continúa habiendo pocas mujeres en el patronato de gobierno de la institución. ¿Por qué es tan complicado tratar de acercarse a la paridad?

-Desde la Fundación estamos comprometidos con la diversidad, por lo que el Patronato, en tanto que es el órgano de gobierno y representación de la institución, se inspira por los mismos principios. Se han hecho esfuerzos en ese camino, tanto en la dirección como en el Patronato y en los jurados, y, hoy, hay en estos ámbitos una mayor presencia, aunque sin duda insuficiente, de mujeres. Sería muy conveniente continuar avanzando en esa dirección.

- Llegó a la Fundación cuando Felipe era Príncipe y se va cuando ya es Rey y la institución lleva el nombre del título de la Princesa de Asturias, Leonor. ¿Cómo ha vivido estos cambios? ¿Qué rasgos destacaría del Rey de los momentos que ha compartido con él en la Fundación?

-Una de mis mayores satisfacciones en la Fundación ha sido la oportunidad de mantener un trato frecuente con el Rey. He apreciado siempre su consejo y su apoyo y me ha impresionado la atención, el cuidado y el afecto con el que sigue todas las actividades de la Fundación. Recuerdo, con especial emoción, algunos momentos históricos, como la ceremonia en la que el entonces joven Príncipe de Asturias pronunció sus primeras palabras en público.

- Cite dos anécdotas que le hayan dejado huella vinculadas a los Premios en su etapa como presidente.

-Más que las anécdotas vividas, que han sido muchas, yo volvería a los comentarios que he dejado ya reflejados en esta conversación. Momentos de emoción, en casi cada edición de los Premios. Hay escenas en el Campoamor que permanecen para siempre en la retina, momentos de responsabilidad y de orgullo y, sobre todo, la satisfacción de haber contribuido, aunque sea modestamente, a que esa estela de luz que representan la Fundación y los premios haya podido mantenerse más viva para alumbrar con esperanza un mundo cada vez más complejo y difícil.

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