Sotrondio, M. Á. G.

La tierra de Oz florece en la capital del Principado y el deslumbrante camino de baldosas amarillas ejerce un poderoso influjo para los habitantes de la periferia, fundamentalmente de las Cuencas y de las alas. Según explicó Aladino Fernández en Sotrondio, las mejoras urbanísticas desarrolladas en Oviedo en los últimos años tienen un único objetivo: ofrecer «un decorado atractivo» para captar el interés de las inmobiliarias y de potenciales residentes. «Si se mantiene el ritmo de emigración masiva y de crecimiento inmobiliario puede que en unos años Oviedo sea Asturias y lo demás un desierto. Creo que es Oviedo la que cerca al resto de la región», indicó.

El geógrafo explicó que la base del crecimiento de la capital es la «lucha por los habitantes», con 60.000 viviendas más programadas para los próximos 20 años, lo que genera un «desequilibrio» a nivel regional. «En Oviedo el urbanismo se plantea como un negocio. La limpieza, la rehabilitación de fachadas, las peatonalizaciones y las farolas isabelinas buscan crear un decorado, un señuelo que deslumbre a turistas e inmobiliarias; por contra, en los barrios periféricos existe un déficit de servicios y equipamientos terrible», apuntó. Fernández resaltó la especial vulnerabilidad de las Cuencas ante la atracción de la capital, muy acusada entre los habitantes del Caudal y cada vez más presente entre los del Nalón, según subrayó.

Por otro lado, el profesor de la Universidad de Oviedo se refirió al proyecto de desdoblamiento de la carretera de los túneles de Riaño. En concreto, expuso sus dudas ante la necesidad real de la infraestructura antes de conocer el impacto que tendrá en los flujos de tráfico la apertura del enlace de Siero de la Autovía Minera.