La prejubilación de Marroquín, ademas de un insulto más de la clase política al resto de trabajadores, a quienes se nos obliga a apretarnos el cinturón alargando nuestra edad de jubilación, también me parece una perversión del coeficiente reductor que se aplica a los trabajadores de la mina. De él se beneficia un señor que ni salió de la oficina, ni pisó una galería.

Las prejubilaciones de esta empresa, en el caso de este señor provocan sonrojo, ¿cómo alguien que lleva años sin trabajar en Hunosa puede reincorporarse y a los cuatro días prejubilarse con indemnización?

Como ex trabajadora de Venturo XXI creo que se ha pasado tres pueblos. Nos debe un mínimo de respeto, aunque creo que eso no le importa. No tiene ningún derecho a decir lo que ha dicho de los trabajadores de Venturo porque gracias a ellos y a otros muchos usted vive así de bien.

Todos los que critican esta actitud tienen razón. Ahora bien, ¿hay alguno de vosotros que no haría lo mismo? Ninguno. Ni yo, ni nadie. Por lo tanto mezclar siglas de partidos en este caso, tiene poco que ver con los hechos. No obstante, lo que sí tiene mucho sentido sería que el PSOE saliera a la palestra y diera la cara. El que calla otorga. Estoy de acuerdo con uno que decía «ahora toca PSOE», pero que nadie aproveche la ocasión... si fueran los de IU o los del PP, harían lo mismo.

Cobrará por lo que no ha trabajado, y mucho, cuando otros puede que ni lleguemos a cobrar por lo que hemos trabajado. Injusto.

Estas son las cosas que hacen hervir la sangre a la gente. Hay normas que cambiar, como la que permite esta tropelía, o la que permite que un funcionario nombrado alto cargo (los hay grupo C), sólo por estar dos años, al volver a su puesto de origen cobre el resto de su vida el sueldo de director general (más de 5.000 euros al mes). Toda la vida... Imaginaos que vuestro compañero tuviera la misma categoría que vosotros, hiciera lo mismo, pero cobrase cuatro veces más por haber estado dos años nombrado a dedo.

Paradigmático: la prejubilación del director del IDEPA es todo un reflejo de la triste situación asturiana: ¿Cuál es la máxima aspiración del máximo responsable del desarrollo regional? ¡Prejubilarse! Así nos luce el pelo.

Este tipo de noticias son la prueba más notoria de la degradación y amoralidad de la vida política, cada vez más alejada de los ciudadanos. Unos partidos políticos comprometidos únicamente con su supervivencia. Una meritocracia consistente en no disentir de la línea marcada por la organización y no por la valía, preparación y compromiso del candidato. Unos programas que incumplen repetidamente, dejando el voto sin valor alguno. Supresión de las pensiones vitalicias. Que coticen como todos.

Recordad de donde sale la pasta, de nuestros impuestos. Menos dinero para educación, sanidad, carreteras... Y claro, para pagar esta prejubilación y todas las demás indirectamente subimos la energía eléctrica un 10 por ciento.

El problema no es González Marroquín, sino que esta práctica está tan extendida que media España vive de la otra mitad. Si hubiese diez mil Marroquín el problema no sería tan grave. Pero son una legión.

Y venga a meter caña a Marroquín. Parecéis todos del PP. Este señor ha sido uno de los mejores gestores que hemos tenido en nuestra región, en los últimos años. Si no fuese por él, muchos de nuestros emprendedores como mucho conocerían Unquera y Ribadeo. Desde su puesto ha llevado a nuestros empresarios y sindicatos a destinos empresariales inimaginables para ellos como Uganda, Centro América, el Caribe, Dubai, o China.