La marea roja obliga a prohibir la extracción de moluscos en la ría del Eo
La entrada de microalgas tóxicas impide el marisqueo hasta el viernes, cuando se conocerán los resultados del próximo análisis del agua
Castropol,
T. CASCUDO
No es posible extraer ostras de la ría del Eo. La causa reside en la detección, el lunes, de niveles altos de toxicidad, provocados por un fenómeno conocido como marea roja. Esta circunstancia, que se produce con relativa frecuencia en las rías, no se registraba en este estuario desde hacía dos años. De momento la ría estará cerrada hasta el viernes, cuando se conocerán los resultados de los próximos análisis.
La situación afecta principalmente al cultivo de ostras -ya que frenará la venta durante unos días-, pero no al marisqueo en general, ya que está en época de veda. La toxicidad sólo afecta a los moluscos bivalvos (ostra, mejillón, almeja, navaja y berberecho), por lo que sigue estando permitida la pesca y el baño en el estuario.
El Centro de Experimentación Pesquera de Castropol es el encargado de recoger semanalmente las muestras de agua y de la carne del molusco, que se envían a analizar al Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino de Galicia (Intecmar), con el que Asturias tiene un convenio. Fue el viernes cuando se conocieron los resultados del último análisis que obligaron al cierre cautelar de la ría, ejecutado el lunes.
Según la directora del centro y bióloga, Carmen Rodríguez, lo ocurrido es un fenómeno natural que no se puede prevenir, ni corregir una vez detectado. «Es un proceso natural que suele producirse cada año en primavera o en otoño. Se detecta porque el muestreo da positivo para biotoxina y por ello se cierra la ría como zona de producción», matiza.
Las mareas rojas -que se llaman así por el color de las microalgas que las provocan y no por el color del agua- se producen por determinadas condiciones ambientales. En primavera se debe a un aumento de los nutrientes en la ría y a una reproducción masiva de microalgas. No se sabe con precisión cuándo abandonarán la ría, aunque lo normal suele ser un período de dos semanas. Dice Rodríguez que en alguna ocasión el cierre llegó a prolongarse durante un mes, aunque no es habitual. Y zanja: «La renovación del agua de la ría ayudará a dispersar las microalgas y a disminuir el nivel de toxicidad».
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