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La Virgen del Viso, pequeña pero poderosa

"Es pequeña pero poderosa", dice Juan Fernández Dace mientras mira con orgullo la imagen de la Virgen del Viso, una talla de madera y escayola que no supera el metro de altura. Ayer, este vecino de Ardesaldo fue uno de los primeros en sacar a la patrona de Salas en la multitudinaria procesión que cada 15 de agosto se celebra en la localidad. Con siete años, Fernández se perdió en un día de mucha niebla en los montes de Salas. Tras deambular bajo la lluvia durante interminables horas, en las que lloró hasta agotar sus lágrimas, llegó a la ermita del Viso. Su abuela lo encontró al día siguiente en las antiguas escaleras de madera del sacro lugar, cansado, pero sano y salvo. Desde entonces, en agradecimiento a su protectora, intenta no perderse la cita. No es el único.

Los romeros más valientes subieron caminando desde Salas, cubriendo un empinado camino de aproximadamente cinco kilómetros. Fue el caso de José Luis Rodríguez, natural de Linares, que actualmente reside en Gerona. "Me llevó más de una hora subir, pero mereció la pena conocer gente por el camino. Llegar aquí es muy gratificante porque te reencuentras con amigos de toda la vida que hace mucho que no ves", afirmó. Desde Priedo, a ocho kilómetros del Viso, llegó también caminando José Antonio Ortega, junto a una veintena de amigos, todos ellos de la comisión de fiestas de San Cristóbal, tal como se leía en el logo de sus distintivas camisetas verdes.

Los salenses han vuelto a demostrar la pasión que sienten por su patrona, que a mediodía salió en procesión, al son de la gaita y el tambor, recorriendo los poco más de 500 metros que la separan de la cruz del área recreativa, antes de dar comienzo a la misa oficiada por el párroco de Salas, Iván González. "Es un orgullo cogerla", afirmaba Carmen de Aspe, que por segundo año repite como hermana mayor de la Cofradía de Nuestra Señora del Viso. Mientras le colocaba una medalla de plata, que la gente no dudó en besar, quiso hacer un llamamiento a la juventud "para que se implique, en la medida de sus posibilidades, en el festejo".

Tras cumplir con la fe, llegó el momento de degustar todo tipo de manjares con los amigos. Uno de los habituales en el evento es el alcalde de Salas, Sergio Hidalgo. Tortillas y empanadas cubrían la improvisada mesa que compartía con una veintena de amigos. Tenían pensado alargar la sobremesa hasta tarde. A la comida, amenizada por tres charangas, acudió muy equipada la vicepresidenta de la cofradía, Graciela Súarez, que contaba en su parcela con un jamonero y un escanciador automático de sidra, demostrando que, a la hora de mantener la tradición e ir de romería, pocos compiten con los salenses.

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