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Salvar al oricio del Focicón

El Centro de Experimentación Pesquera repuebla con 15.000 juveniles uno de los bancos de la costa luarquesa esquilmados en los últimos años

Salvar al oricio del FocicónTANIA CASCUDO

Entre 1991 y 2006 se perdió la mitad del oricio que había en la costa occidental asturiana. Desde ese año, han desaparecido muchos campos de oricios y otros, como el de la punta Focicón, en Luarca, están en las últimas. Para frenar la muerte de la especie, en plena polémica por el plan de veda que pretende aplicar la Dirección General de Pesca, ayer se repobló el banco luarqués con más de 15.000 juveniles de oricio. Al responsable del departamento de acuicultura del Centro de Experimentación Pesquera (CEP), el biólogo José Francisco Carrasco, le tocó supervisar la operación y reconoció que es urgente tomar medidas: "El recurso está en un momento muy delicado y hay que actuar".

Según Carrasco, las causas de la lenta muerte del oricio están relacionadas con "la sobreexplotación, pero también con la regresión de las macroalgas, alimento de los oricios, por la subida de la temperatura del mar", uno de los efectos del calentamiento global. Se mire por donde se mire, siempre la mano del hombre. Para Carrasco, la veda debe adoptarse, consultando con los afectados, pero no es la única opción de trabajo.

Las repoblaciones que se están llevando a cabo en los últimos años están resultando. Son similares a la que ayer se desarrolló en la punta Focicón, donde se introdujeron ejemplares adultos y luego se soltaron juveniles, "para potenciar el reclutamiento natural de la especie". Carrasco explicó que hace cinco años, en la zona tapiega de las Islas Pantorgas, se realizó un experimento marcando juveniles de oricio para comprobar su supervivencia: "Se vio un asentamiento de en torno al 16 por ciento, que es un buen número".

La Administración trabaja en la recuperación de los bancos de la costa valdesana desde 2012, primero en la zona de Las Agudas y, desde el año pasado, en la punta Focicón, frente al faro luarqués, una zona "completamente esquilmada", donde existía en 2006 un campo de oricio explotable del que nueve años después no queda rastro. De ahí que el año pasado se actuara en este punto introduciendo ejemplares adultos recogidos en el cabo gijonés de San Lorenzo, acompañados de unos 10.000 juveniles criados en el Centro de Experimentación de Castropol. El objetivo era asentar una población de adultos que luego protegiera a los juveniles y, según la última prospección realizada hace un mes, la cosa funciona. "Se asentaron esos ejemplares. Ahora queremos potenciar el reclutamiento con la suelta de 15.000 juveniles", precisó Carrasco. Los juveniles liberados tienen un año de edad y un tamaño de 15 a 20 milímetros. Ayer fueron transportados desde Castropol a Luarca y depositados por submarinistas.

Carrasco explicó que hasta dentro de tres o cuatro años no se podrá determinar el éxito de este trabajo. "Hay que ver si se asienta y sirve de germen para recuperar otras zonas", incidió. Además indicó que con el erizo no se puede trabajar con prisas ya que es una especie de crecimiento lento y con una dinámica poblacional "bastante compleja".

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