El carro tirado por las vacas y cargado con una bocinera llena de racimos de uva salió puntual del patio del Ayuntamiento para recorrer las calles de Cangas del Narcea llenas a rebosar de gente dispuesta a disfrutar de la Fiesta de la Vendimia, declarada de interés turístico regional. El desfile encabezado por la banda de gaitas de Corvera y miembros de la Cofradía del Vino fue abriéndose paso a duras penas por el centro de la villa hasta llegar de nuevo al patio del Ayuntamiento donde se recreó la esperada pisada tradicional de la uva, el acto central de la celebración.

Allí le aguardaba un numeroso público lleno de curiosidad por ver por primera vez el proceso tradicional de la elaboración del vino y en muchos casos también para rememorar recuerdos de infancia. "De niña me tocó vendimiar y era un trabajo que me encantaba, así que no me quería perder esta fiesta, me recuerda la niñez y está todo precioso y con un gran ambiente", aseguró Blanca López, canguesa asentada en Oviedo.

Atraídos por conocer la tradición vitivinícola de la zona, única dentro del territorio asturiano, llegaron de Llanera Raúl García y Ana Celada. "Es una fiesta típica y para el resto de Asturias no es habitual ver vendimiar. Por eso venimos hoy para disfrutar de la pisada", apunta García. A Ana Celada la escenificación le evoca recuerdos de infancia: "Hacía vino de pequeña, en Castilla. Hacían el proceso de pisarla como aquí, es la forma más natural de la que se puede hacer vino".

A pie descalzo, los miembros de la peña La Castaña José Antonio Diez, Ovidio Uría y los hermanos Christian y Hugo Fernández, incondicionales de la pisada de la uva, se encargaron de convertir los 200 kilos de la variedad carrasquín que llevaban en la bocinera en mosto.

Mientras ellos desarrollaban su tarea, Ana Díaz, encargada del Museo del Vino, relataba a los asistentes la tradición de la vendimia en la zona con el apoyo del presidente de Aprovican, José María Martínez. "El pisado de la uva parece sencillo pero no lo es, el principal problema es no perder el equilibrio, para ello se pasarán los brazos por los hombros y pisarán de manera acompasada para no perder el ritmo", describía Ana Díaz.

Una vez extraído el mosto, con el típico cachu de madera los cofrades se animaron a hacer la prueba del vino a la que también se sumó el público asistente a la representación. La Cofradía se entregó a su día grande, con la celebración del XV Gran Capítulo en el que nombraron nuevos cofrades, tanto de número como de honor. El periodista sevillano Antonio Rossi Sancho, con varios programas en televisión, fue uno de los Cofrades de Honor que se comprometió a ser un buen embajador del caldo cangués. "El vino es fantástico, lo conocía de antes y sabía que era buenísimo; pero me quedó con vosotros, sois muy buena gente y seré embajador con muchísimo orgullo de vuestro vino pero sobre todo de vuestra hospitalidad", recalcó.

También recibieron la distinción Elizabeth Rose, de la Cofradía de Saint Romain de Bordelais (Francia), y Agustín San Pedro, patrón mayor de la Cofradía de la Anchoa de Cantabria, con quien se hermanó la canguesa. Este último ensalzó las similitudes entre ambas cofradías: "Representamos a sectores en los que hay que ser recios, valientes y atrevidos y en los que el proceso de elaboración exige mucho cariño y dedicación".

Los niños tienen talleres, como en el Museo del Vino, donde pueden recrear la vendimia. Hoy es la V Carrera popular a favor de la lucha contra el cáncer que organiza la Junta Local de Hostelería. Y entregan distinciones "Artesano Mayor del Vino", "Uva Madura" y "Uva Verde".