Arnao estrena la escultura que recordará para siempre a las víctimas del campo de concentración

Vecinos y familiares de los más de 2.000 represaliados por el franquismo se reúnen en Castropol: "No se debe olvidar lo que pasó"

Por la izquierda, Carlos García, Fernando Martínez, Francisco Javier Vinjoy y Rita Camblor en la escultura.

Por la izquierda, Carlos García, Fernando Martínez, Francisco Javier Vinjoy y Rita Camblor en la escultura. / A. M. Serrano

Ana M. Serrano

Arnao vivió ayer una jornada para la historia. El lugar que se convirtió en campo de concentración franquista para más de 2.000 personas entre 1937 y 1943 estrenó una escultura del artista gijonés Carlos García, financiada por la Consejería de Presidencia, para dar voz a un mensaje: «No olvidar, porque solo recordando y conociendo el pasado podremos evitar que vuelva a repetirse». 

El acto reunió a más de un centenar de personas. Laureana García, vecina de la cercana localidad de Villadún, fue una de las asistentes. Ella recuerda bien a las mujeres que picaban a escondidas en la parte de atrás de su casa en busca de comida. «Es algo que no se te olvida», dijo. Hacían con piedras el camino que hoy comunica Barres con su pueblo y como la vivienda de Laureana lindaba con la vía, podía ver «su trabajo, su rostro y sus súplicas». «Aquí se pasaron muchas penurias y era muy duro ver todo lo que estaba pasando y no poder hacer nada», relató. 

En el que fue campo de concentración hay en la actualidad un área recreativa. Al monolito que en su día levantó la Agrupación Socialista de Castropol en recuerdo de las víctimas se suma ahora la obra de Carlos García. Tiene 2,5 metros de alto y está hecha con acero. De la pieza artística destacan las siluetas de una mujer y una niña entre un muro y varios barrotes (listones de acero) en los que la persona puede reflejarse. «Se puede conectar con la obra», explicó García. «Trata de ayudar a entender lo que pasó». Atravesándola, se puede intuir someramente cómo es un encierro y qué pasa cuando desaparece la identidad humana porque pasas a ser un código de barras». 

Parte del público asistente al acto.

Parte del público asistente al acto. / A. M. S.

Tras una intervención del estudioso y doctor en Historia Ramón García, quien detalló cómo era y qué misión tenía el campo de concentración, el alcalde, Francisco Javier Vinjoy, tomó la palabra para agradecer la asistencia y los esfuerzos de los distintos gobiernos por poner en marcha este tipo de iniciativas. Opinó que «hay que hacer más pedagogía» y dijo que no basta con reflexionar sobre lo ocurrido. «Los prisioneros que pasaron por aquí nunca volvieron a ser las mismas personas», apuntó, añadiendo que hoy, «a cinco horas de avión y en plena Europa, todavía se viven estas situaciones». El regidor no cerró su discurso sin recordar que «de nada sirven los enfrentamientos estériles».

En el acto participó el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, quien apuntó que con estas acciones lo que se quiere decir es «nunca más». Martínez hizo una larga intervención ante la escultura, recordando que en España hay entre 20.000 y 25.000 cadáveres en las cunetas y que el Gobierno central cree en estos actos porque ayudan a conocer y tener en cuenta la historia. «La escultura de Carlos García nos interpela, con ella nos preguntamos qué ocurrió aquí», indicó.

La Consejera de Presidencia, Rita Camblor, cerró el acto avanzando que el Principado «continuará» con estas acciones que buscan «verdad y justicia». Después, sonó la música de Iose Valencia al violín y Pelayo Suárez a la guitarra. Juntos interpretaron «Agala in Susa» y «Asturias Patria Querida». Entre los asistentes se repartió un recuerdo gráfico de la obra de Carlos García y su sentido.