La central de EDP en Proaza, obra de Vaquero Palacios, reconocida por la Fundación Docomomo

La entidad internacional de arquitectura considera que las intervenciones del artista en las instalaciones hidráulicas son «únicas»

Por la izquierda, Miguel Casariego, Celestino García, Luis Álvarez y Jesús García, durante el descubrimiento de la placa.

Por la izquierda, Miguel Casariego, Celestino García, Luis Álvarez y Jesús García, durante el descubrimiento de la placa.

J. A. O.

La central hidráulica de EDP en Proaza, obra de Joaquín Vaquero Palacios construida entre 1964 y 1968, ha entrado a formar parte del inventario de la Fundación Docomomo Ibérico, representante en España y Portugal de la organización internacional cuyo objetivo es seleccionar divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del movimiento moderno. La propia fundación reconoce que las intervenciones de Vaquero Palacios en las centrales hidráulicas constituyen un ejemplo «único» dentro de la arquitectura española. Y, en este sentido, subraya que la de Proaza es la que «integra con mayor claridad ingeniería, arquitectura, pintura y escultura».

La inclusión de la central en el registro de Docomomo se hizo oficial este lunes, mediante el descubrimiento de una placa conmemorativa en el edificio, que pasa a formar parte del registro «La arquitectura de la industria», en el que se encuentran un total de 183 obras. Entre ellas figuran el poblado de Ribera de Arriba, la gran bodega de Tío Pepe (Jerez de la Frontera) o el hangar y los talleres del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

Al acto de entrega de la placa asistieron el alcalde de Proaza, Jesús García; el presidente de la Fundación Docomomo Ibérico, Celestino García; el director de Relaciones Institucionales de EDP España, Luis Álvarez, y el decano-presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, Miguel Casariego.

La central se levantó para dar una solución al salto de Proaza. Según explican desde EDP, se trata de «una estructura muy sencilla, con un cerramiento de superficie quebrado y desarrollable, que proporciona una gran rigidez al conjunto para contrarrestar los empujes longitudinales y transversales del puente grúa». A su vez, presenta un aspecto «muy movido de planos» para lograr «una gran integración paisajística». Así, en uno de los muros testeros exteriores de la central hay un gran panel compuesto por dieciséis relieves de hormigón que reproducen interpretaciones esquemáticas de signos de la antigüedad.

 El interior de la edificación se presenta como un espacio central de doble altura, con los alternadores, situados en la planta baja, como auténticas esculturas rodeadas por seis murales que representan motivos eléctricos y campos magnéticos.

 Más de medio siglo después de su inauguración, la central continúa funcionando a pleno rendimiento para EDP, que destaca «la implicación y dedicación de las personas que trabajan en ella».