Bruno Bermúdez y Miguel Vega son el futuro de la cuchillería de Taramundi

Ambos jóvenes trabajan durante el verano en dos talleres del municipio y animan a otros a iniciarse en el sector: "Es una oportunidad"

Bruno Bermúdez y Miguel Vega

Bruno Bermúdez y Miguel Vega / T. Cascudo

T. Cascudo

Miguel Vega y Bruno Bermúdez comparten edad, procedencia y, de momento, un oficio que han heredado de sus padres. A sus dieciséis años ambos pasan el verano trabajando en una cuchillería de su Taramundi natal y representan el futuro de un sector que lleva años demandando la necesidad de generar cantera. Aunque son jóvenes, defienden con pasión esta artesanía tradicional, que es santo y seña del concejo taramundés: “Es una oportunidad laboral”.

Vega es el nieto de Pilar Quintana, la veterana artesana del telar, y acaba de terminar cuarto de la ESO. Es el cuarto verano que ayuda en el negocio familiar que regenta su padre Francisco Vega (la firma se llama Navajas FV) y está convencido del futuro del oficio: “Es un trabajo que ofrece oportunidades porque hay mucha demanda y dentro de poco se necesitará más gente porque se van a jubilar bastantes”.

Aunque el próximo curso tiene intención de estudiar en Oviedo un ciclo de técnico en mantenimiento electromecánico, no está en sus planes renunciar a sus raíces: “Muy de ciudad no soy, este negocio representa la tradición del concejo y mi padre tiene la empresa montada. Creo que es una pena que algo que lleva tantas generaciones conservándose se pueda perder”. A su lado, su madre, la empresaria turística Susana Quintana, asiente, y opina que es un trabajo que da para vivir y permite hacerlo “en un sitio como este”.

Opina su hijo que quizás no se inculca a los jóvenes la importancia de quedarse en el territorio, algo a lo que “se le debería dar más valor”. Comparte visión con su padre quien opina que todavía hay familias del medio rural “que educan a sus hijos para irse, cuando creo que no van a vivir en otros lugares mejor que aquí”.

Francisco Vega reconvirtió, hace algo más de una década, su carpintería de fabricación de muebles a medida en un taller de navajas. Las cosas le va bien, aunque advierte de la necesidad de relevo: “Hay un problema de mano de obra, no solo aquí, también en otros sectores. Aquí tenemos el problema añadido de que los pocos jóvenes que hay, se van”.

Miguel junto a su padre Francisco Vega, en su taller de Taramundi.

Miguel junto a su padre Francisco Vega, en su taller de Taramundi. / T. Cascudo

En el taller de Juan Carlos Quintana (que produce bajo la firma CQ) también han incorporado savia joven. En este caso han firmado un contrato estival con Bruno Bermúdez, el hijo del popular artesano Pedro Bermúdez, que también trabaja con Quintana. Bruno Bermúdez está estudiando Soldadura y Calderería, pero el trabajo de navalleiro siempre le gustó porque lo vio en casa. Opina que otros jóvenes no lo intentan por desconocimiento y les anima a probar. “Creo que es una buena oportunidad y ayuda a mantener esto, que es típico de Taramundi”, señala el joven.

El navalleiro Juan Carlos Quintana considera que el relevo es difícil porque “se trata de un oficio muy específico y hay que encontrar gente a la que le guste primero y después que tenga formación”. En este sentido, se topan con el problema de que no hay donde formarse más allá de los propios talleres y en los momentos puntuales en los que se necesita refuerzo es misión imposible dar con voluntarios: “No te da tiempo a formar a nadie en tan poco tiempo”.

Quintana también advierte un “desapego grandísimo” de los jóvenes con la forma de vida tradicional. Sin embargo, deja claro que la cuchillería está evolucinando y “los medios de hoy en día te permiten un trabajo más cómodo y un horario más normal, además de un sueldo digno”. Considera que los propios talleres deben poner de su parte para hacer el oficio más atractivo y demostrar que con los nuevos tiempos también encajan en la cuchillería nuevos perfiles laborales: “Ahora mismo en los talleres se podría contratar desde a un diseñador de producto hasta a alguien que maneje automatismos o control numérico, así como perfiles relacionados con el metal”.

Unos y otros consideran necesaria la puesta en marcha de cursos de formación y en ello trabaja el Ayuntamiento de Taramundi. De hecho, el gobierno de César Villabrille tiene en marcha un plan para organizar formaciones en el Centro de Artesanía de Bres, que lleva años sin uso. Acaban de recibir una ayuda de 150.000 euros con cargo al Reto Demográfico que les permitirá contratar a un técnico que pondrá en marcha este plan formativo. “Se encargará de ponerse en contacto con el sector para evaluar las necesidades y poner en marcha la formación. Esperamos poder tener una persona contratada en septiembre”, señala el regidor, quien tampoco renuncia a que nuevos profesionales ocupen los talleres disponibles en el centro.