El lujo de colarse en la intimidad del escultor Herminio visitando su estudio de La Caridad

"Este lugar es una obra de arte", señalan los participantes en la visita guiada al taller del artista franquino dentro de las actividades del "Xuntoiro"

A Herminio Álvarez, Herminio en el mundo artístico, le gusta decir a la gente, sobre todo a los jóvenes, que “quien lo tiene todo, no tiene nada”. El artista de La Caridad hizo de la necesidad virtud y se las ingenió siempre para crear con lo más sencillo. Por eso, hace grabados con planchas de madera, es capaz de crear sutiles equilibrios con casi cualquier cosa y fabricar los más singulares artilugios para dar solución a los problemas cotidianos. También logró convertir el supermercado al que dedicó buena parte de su vida en un curioso estudio de cinco plantas que deja sorprendido a los afortunados que tienen la suerte de conocerlo. Un grupo de ellos lo hizo este domingo gracias a la programación del “Xuntoiro”, el encuentro cultural en torno al gallego-asturiano que celebró su segunda edición en El Franco.

“Es espectacular todo, primero por la variedad de su obra y segundo, por el propio estudio, que es una obra de arte, el sueño de cualquier artista”, señala el diseñador avilesino Enrique Mata que visitó la casa de Herminio Álvarez por segunda vez. El franquino disfruta mostrando sus creaciones a la gente y guía sin prisa a través de sus recuerdos y una trayectoria vital que impregna cada rincón de su estudio. Allí están colgadas sus primeras obras y también se pueden ver las últimas creaciones como una recreación del Penedo Aballón, una singular piedra de granito localizada en la sierra de Penouta, en Boal. La de Herminio está hecha con cantos rodados, “xógaras” en la zona, e imanes para reproducir la oscilación natural que tenía el Penedo Aballón.

Herminio también mostró a los visitantes una de sus obras más recientes, concebida como un homenaje a su tío, el ferreiro Ángel Fernández. El martillo con el que trabajaba prácticamente flota en el aire, tan solo apoyado en una aguja y comparte espacio con un trozo de hierro. “Quiero colocar la obra en la sala que acogerá las piezas de forja de mi tío con una placa que diga: En homenaje a Angelito, el Ferreiro da Caridá”. Herminio se deshace en halagos hacia el trabajo de Ángel Fernández, cuya obra es “surrealismo puro”.

Al lado de esta pieza, que aguarda su pronto traslado a la Casa de Artes “Mohices”, se puede ver otra de las rarezas de la colección de Herminio. La creación no tiene nombre pero simula un bosque y está hecho con todas esas cosas que se cruzan en la vida de Herminio. “Son cosas que encuentro, no las voy buscando, pero las encuentro”, explica. Hay ramas, pequeños huesos, restos de frutos, flores, cortezas… pero todas crean una obra de gran belleza que enamoró a los visitantes. Lo que no pudo enseñarles fue su colección de minituaras, ya que están temporalmente expuestas en la Casa de las Artes de Bueño.

“Lo que me interesó desde siempre, desde pequeño, es la sensación de ingravidez y equilibrio”, continúa Herminio, que habla sin prisa mientras va descubriendo más rincones a sus invitados. Imposible verlo todo, pues cada esquina está plagada de detalles. “Este espacio es muy especial. La obra de Herminio es importante, pero este espacio es impresionante”, cuenta la Alcaldesa, Cecilia Pérez, que acompañó a los privilegiados que descubrieron la intimidad del genial artista franquino.