Espectacular rescate de dieciséis de los cincuenta y cuatro morteros romanos inventariados en El Figo (Tapia)

Las piezas, algunas de más de doscientos kilos, fueron extraídas en helicóptero y ya están custodiadas en el Museo Arqueológico de Asturias

El Principado desplegó este jueves en Tapia un vistoso operativo para rescatar dieciséis de los cincuenta y cuatro morteros romanos inventariados en la cala de El Figo. El elevado peso de las piezas (algunas con más de 200 kilos) y el difícil acceso de este ribeiro motivaron que se apostara por una extracción aérea en la que participó un helicóptero de Bomberos de Asturias y que se mantuvo en secreto hasta este viernes cuando Cultura anunció que las piezas ya están custodiadas en el Museo Arqueológico de Asturias. Las piezas de El Figo son relevantes porque no solo constituyen la mayor concentración de morteros pétreos romanos descubierta hasta la fecha en Asturias, sino que es el conjunto más importante del Noroeste de la península.

Los geólogos Evaristo Álvarez, Beatriz González y el ya fallecido Eduardo Menéndez iniciaron en 2018 el estudio exhaustivo de esta concentración de "artefactos mineros", que ya fueron citados en un artículo del arqueólogo Ángel Villa del año 2010. Los geólogos constataron la existencia de un total de cincuenta y cuatro piezas labradas sobre bloques granitoides o de cuarzo y ubicadas en la zona intermareal de esta cala muy próxima a la antigua explotación minera romana de los lagos de Silva. De hecho, las piezas se localizaron bajo “una gran zanja-canal” de esta antigua mina y la hipótesis es que hayan formado parte de una zona de laboreo minera ubicada en la zona alta del acantilado, a unos cien metros de la explotación a cielo abierto.

 Los geólogos llevan años reclamando una solución para estas piezas de gran valor “sometidas a una gran actividad marina erosiva, que tiene consecuencias que afectan tanto a su visibilidad como a su conservación". En este sentido, alertaron a Patrimonio de la conservación regular de muchos de los morteros “fracturados, erosionadas y colonizados por algas". Finalmente su petición, recogida por LA NUEVA ESPAÑA, el pasado mayo, tuvo sus frutos y las direcciones generales de Patrimonio Cultural y de Custodia del Territorio organizaron el citado despliegue de rescate de unas piezas usadas para el lavado y cribado de los metales pesados. En el dispositivo participaron un técnico arqueólogo del Servicio de Patrimonio Cultural, miembros de la Guardería del Medio Natural y un helicóptero que elevó las piezas hasta lo alto del acantilado.Hicieron falta seis viajes hasta la localidad de Balmorto, la más cercana a El Figo. Allí fueron cargadas en un camión para su traslado a Oviedo.

Según indican fuentes de la Administración regional, el Consejo del Patrimonio Cultural de Asturias acordó recuperar “los ejemplares de mayor importancia” debido “a su valor histórico y arqueológico”. Los expertos valoran este hallazgo “debido a que se trata de artefactos mineros bien contextualizados arqueológicamente, ya que se ubican al pie de una gran zanja-canal de una explotación aurífera de época romana que desarrolló su actividad entre mediados del siglo I d.C. y mediados del siglo II d.C."

Los geólogos también muestran su satisfacción por el operativo. "Estamos contentos porque las piezas se acabarían deteriorando o perdiendo", señala Evaristo Álvarez, que confía en que algún día los morteros se expongan al público "quizá en el Museo Arqueológico y el resto en Tapia". Con todo, considera que "queda demostrado el interés histórico y cultural del lugar, pese a que no dispone de momento de ninguna figura de protección arqueológica ni ambiental".